jueves, 5 de mayo de 2011

Manual para no ser ningún zonzo


El Jefe de Gabinete publicó “Zonceras argentinas y otras yerbas” en el que, continuando la obra de Arturo Jauretche, combate diversas frases hechas, repetidas por millones de personas, sin saber que en realidad son producto de la construcción del discurso hegemónico.

Por Luis Zarranz
Que Aníbal Fernández es verborrágico y frontal es una verdad que nadie puede discutir. Ahora también, en el libro “Zonceras argentinas y otras yerbas”, demuestra toda su capacidad para desarmar un conjunto de mitos, inspirado en la obra de Arturo Jauretche y su ya célebre “Manual de zonceras argentinas”.
Lo que Aníbal hace es continuar la lógica y el esquema planteado en ese libro por el pensador de FORJA y desgranar 44 zonceras, sostenidas y repetidas masivamente –producto no de la inocencia sino de la intencionalidad política de los ámbitos de poder– aunque no tengan sostén en la realidad.
De esta manera, el Jefe de Gabinete se planta sobre ciertas frases (las zonceras) multiplicadas incansablemente, para deconstruir su significado y su orientación política. Para eso, las divide en siete grandes áreas y una sub-área: Económicas, de Población e Inmigración, de Autoridad, Institucionales, de los Medios de Comunicación, Resto de Zonceras, la subzoncera “Campo” y las que se desprenden de que el autor define como la madre que las parió a todas: “Civilización y barbarie”.
Algunas de las frases que Aníbal combate: “Van por la Coca y el choripán”, “la asignación por hijo se la gastan en juego y droga”, “El problema de los argentinos somos los argentinos”, “A los políticos les conviene un pueblo ignorante”, “Este país no cambia más”, “Argentina está aislada”, “En los países serios no pasa”, “Aumentar los salarios es inflacionario”, “El ‘Campo’ somos todos”, “Medios oficialistas vs. Medios independientes”, entre otras.
Así, con esa jerga filosa y directa que lo caracteriza, Aníbal pulveriza, desde su trinchera, cada uno de estos conceptos, apuntando a quienes los han generado. No se trata, en consecuencia, de un libro de análisis académico sino que sus hojas transpiran esquina, humor (mucho), calle, barrio, peronismo. Después de todo, estamos hablando de un libro de Aníbal, así que si algo abundan son las anibaladas, ese adjetivo que pretende definir su modo barrial y firme de expresarse (y manejarse).
“Zonceras argentinas y otras yerbas” tiene, además, otro atractivo: el prólogo es de la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Allí, explicita la orientación del libro: enfrentar "la calumnia, la mentira, la difamación, la distorsión y la madre que las parió a todas… la desinformación. El ocultamiento como método sistemático de un aparato cultural que hoy encuentra su mayor despliegue en empresas de medios de comunicación concentradas y monopólicas".
Quizá por todo esto, en la presentación que realizó en la Feria del Libro, junto a casi todo el gabinete, funcionarios y las Madres, Aníbal sostuvo: “El libro es para que los del palo tengan piedras a mano para tirar”.

(Publicado en la revista "Sueños Compartidos", mayo 2011)

Teoría (y práctica) del shock

SUSY SHOCK
Artista, activista, cantante y poeta, Susy Shock es más que la suma de sus partes. Una intelectual del movimiento trans que nos provoca a pensarnos. Y que acaba de editar dos libros perfectos.

“No importa qué somos, 
si alcanzamos a poder serlo…”
Susy Shock (2007)

Susy es un huracán que te sacude. Pasa y va provocando un torbellino que levanta los cimientos en el que estás parado, abriendo canaletas de incertidumbre. Allí te va sembrando dudas como flores que irán creciendo, poquito a poco, hasta echar raíz. Vos te creés inmune, pero no. Sos una grieta abierta que no se termina de abrir. Ella lo sabe. Lo siente. Lo vive. No en vano se llama Susy Shock. 
Agarrate fuerte porque ahí viene. No digas que no te avisé. Se acerca zigzagueando entre las mesas, como una anguila bajo el agua. La veo venir, cada vez más figura y menos fondo, y se me viene a la mente ese dibujo de Dalí en el que se desintegran los relojes. El mundo binario comienza a derretirse. Susy, ahí mismo, ahora mismo, mientras apoya la cartera en la silla y se deja caer como un pájaro herido, comienza a disolver ese universo (uni-verso) que conocemos para imaginar los múltiples que podemos ser capaces de crear. Después de todo, los artistas que sintetizan la época que vivimos, como ella, tienen ese don de oráculo, que antes era posesión exclusiva de seres mitológicos.
Poner las cosas en duda es un ejercicio que puede ser muy interesante si volvés al lugar de origen cambiado, modificado o endulzado”, dice con el tono y la postura de quien lo expresa desde su propia experiencia.
“¿Qué soy? ¿Importa? Soy arte”, sostiene desde su blog, donde publica los relatos, poemas y presentaciones que la llevan a recorrer distintos escenarios como plataforma de sus intervenciones poéticas-políticas.
Así elige definirse, crearse e inventarse. Y desde allí recorrer un camino, que ni ella sabe dónde termina, que la constituye en militante trans, cuyo cuerpo es también su bandera de lucha.

-¿Qué significa ser arte?
-Marlene Wayar, amiga y compañera, referente trans, dice que ésa frase es una de las primeras obras de arte de una misma. En realidad todas y todos somos eso, lo que pasa es que no nos permitimos dudar de lo que recibimos, porque por ahí hace mover mucho la estantería para volver a acomodarla. Estamos hablando de replantear los roles masculinos y femeninos. Nos ubican, o nos reubican, en lugares impensados en los que, por ahí, estábamos de prestado. Cuando me preguntan de qué genero soy, respondo: "Soy género colibrí". En realidad es mi apuesta política, poética de cómo quiero me veas, de cómo quiero que hagas el esfuerzo para verme, porque me parece que si hay algo que estaría bueno es que hagamos el esfuerzo del reconocimiento al otro”.

Sigue, con una anécdota: “El otro día subo a un taxi y me dice el taxista: ‘Te escucho una voz pero te veo vestida así. ¿Cómo te digo?’. ‘Susy’, le dije. Me encantó que se permita preguntar.  Me pareció genuino”. Completa la historia con una aclaración que siento lógica para comprender cómo funcionan los anticuerpos en la lucha trans: “Estamos acostumbradas a la violencia y al etiquetamiento. A veces estas aclaraciones son a los gritos, a cachetazos, a empujones”.

PRÓXIMA ESTACIÓN
Susy es una locomotora que me lleva de viaje en su tren. Recorremos anécdotas, paramos en las estaciones felices, en las dolorosas, en las angustiantes y alzamos la barrera para que pase la farolera. Con la luz tenue de ese farol atravesamos los túneles más oscuros que siempre desembocan en un cielo más alto y plomizo. Sin frenar la marcha, tomamos la curva peligrosa vomitando humo. En un tramo, sumamos a su hija, de 19 años: “La otra vez me preguntaron cómo me llama y yo le dije que a veces nos llamamos con sonidos. Hoy, por ejemplo, me llamó ‘Shhhhhh’ y mañana me llamará ‘Bububu’. Y se me quedó mirando el periodista, porque está esperando que diga una respuesta a partir de lo único que conocemos y la verdad que apunto a que haya un montón de cosas que no conocemos y que nos permitamos transitar también. Si no, es como demasiado pobretón todo, muy chato”.

-Las Madres de Plaza de Mayo sostienen que fueron paridas por sus hijos para explicar la metáfora que les dio origen. ¿Qué parió a Susy?
-Un colectivo de gente que fue Giribone (el lugar donde desplegó su arte) en el 2001. Durante siete años, un espacio que me permitió saltar del escenario a la cotidianidad de la gente y desde ahí a la calle. Y sostenida no siempre por trans: había chicos y chicas hétero, que ya son trans en la medida que se fueron corriendo de ese varón y esa mujer impuesta. El arte, también. Y la Pachamama: yo tengo una gran conexión con la tierra, aun siendo porteña como soy, pero me permito encontrarla en ciertas sonoridades, técnicamente me encontré a la hora de cantar baguala. La baguala permite que tu voz transite por ciertos cánones o, en todo caso, por ningún canon de los establecidos. Te posibilita que juegues con masculinidades y feminidades, si es que tenemos que hablar de algo para que se entienda que me hizo descubrir en tensiones distintas. Yo no reniego de la masculinidad que tengo, es parte de mi construcción del ser al que apunto. Ahora, a dónde irá esa construcción no sé: ésa es mi búsqueda. Políticamente sé que necesito -y se necesita- que se establezca una pauta. Porque hay cosas concretas desde la política que tenemos que lograr, como un Estado de Derecho que todavía nos debe un montón de cuestiones. Aspiro a esta búsqueda que el arte ya lo está tirando, como suele suceder. Esto de ser colibrí, esto es adelantarse.

ARTE Y PARTE
Con palabras, pero también con la mano, con la pose, con los dedos y hasta con las uñas, Susy me indica qué cosas construyen su identidad. Me las señala desde la edificación que fue y es capaz de realizar para habitar ese mundo, interior y exterior, que está puliendo como un escultor alocado. “El arte en sí no tiene un género, y si lo tiene se lo ha puesto la academia en todo caso. Hablo de un arte en cuanto a espacio de exploración que cada uno y cada una tiene, para sacar lo que tenga que sacar. No tiene género, no tiene título”.
De un soplido, otra vez, Susy deshace frente a mis ojos, como un mago eximio, ese mundo que muchas veces parece concreto, real e inmodificable. Con esa varita que es su poética y su política esfuma los géneros de las cosas, pese a que aún antes de caminar nos enseñen a distinguir si los objetos y las personas pertenecen al mundo de los machos o al de las nenas.
Nada por aquí, ¿nada por allá?: “La Pachamama es trans. ¿Es hombre? ¿Mujer? ¿Qué es? Entonces ahí me cierran muchas cosas, como la posibilidad de cantar. ¿Cómo canta un varón? ¿Cómo canta una mujer? ¿Cuál es la voz de un varón, la de una mujer? El arte yo lo concibo como la naturaleza”.

-En tu blog pusiste “Que otros sean lo normal”. ¿Qué es “lo normal” y quiénes son “los otros”?
-Lo normal es todo lo normativo. Es una cultura imperante que viene desde hace muchísimo. No casualmente la Conquista vino en este territorio a barrer cosas que ni siquiera sabemos que pasaban, que suponemos, intuimos. Se viene a implantar un modelo a partir de la cruz y la espada, que es para mí lo normativo, lo binario, lo patriarcal, lo machista. Le pongo ese título pero también hay construcciones en las que les hablo a los y las pares, que me parece también somos los grandes reproductores de todo esto.

-¿En qué cuestiones?
-Tengo una gran discusión con los y las compañeras del progresismo y la izquierda donde también reproducimos estos mandatos. Pareciera que de acá a acá (las manos marcan dos fronteras) somos revolucionarios y a partir de acá (ahora señalan un umbral) nos permitimos ser los más capitalistas con nuestros hijos, nuestras parejas: los celamos, las volvemos locas. Eso “normal” no solamente lo tiene Bergoglio o Mirtha Legrand, eso lo tenemos todos y todas y hay que reconstruir mirando para adentro. Quienes estamos en ese camino, apenas comenzado, podemos después empezar a añorar y pensar otras cosas, pero me parece que el primer cambio es ése, la revolución es eso. Después vendrá lo otro.

NOS-OTROS
Susy desgrana el asunto de esta manera: “El otro día hablaba sobre la lucha de las tierras. Y decía “¿para qué queremos la tierra?”. No porque no la quiera, ojo: ¿pero para qué la queremos? ¿Para qué pedimos la reforma agraria?: ¿para que después nuestras mujeres sigan sometidas? Todos y todas dueños de la tierra pero con nuestras mujeres sometidas. Me parece que hay que reconstruir un montón de cosas, que incluye plantear para qué la reforma agraria. Eso desde el arte se puede proponer, se puede inquietar; estas frases no son inocentes, intentan ser movilizadoras, abrir el debate, un diálogo que nos debemos. Yo propongo eso. Nos lo debemos primero nosotros, nosotras. Después será pararnos frente al enemigo, que es fuerte.
Susy Shock es, como seguramente lo son varios de los ojos que caminan estos renglones, hija de una militancia partidaria de la que abjura. Y hermana de eso que el 2001 puso en toda su dimensión: la construcción autogestionada y horizontal. Desde allí navegó diversos mares hasta pisar tierra firme en Futuro Transgénero, organización que entre otros menesteres edita El Teje, la primera revista Trans de toda América Latina.
Estas latitudes son las cartografías desde donde decidió soltar amarras con las estructuras que la aprisionaban: “Los lazos afectivos son la base desde donde tenemos que poner en práctica estas ideas para el mundo que soñamos. De otra forma no entiendo de qué estamos hablando. Son cosas que nos implican un cotidiano laburo. Si no, pareciera que todo pasa de asamblea en asamblea: la siguiente me hago revolucionario hasta la próxima”.
“Lo digo desde la calle, no lo estoy diciendo porque soy una artista o una ciudadana de café: estoy en la calle. Siento que hay algo de escribir con la mano y borrar con el codo y me asusta cuando el enemigo está tan adentro y no lo podemos leer. Porque Bergoglio ya sé quién es. Pero el problema son los otros, que a veces están sentados en la misma mesa. Y eso hay que releerlo mucho, muy finamente, no hay tiempo que perder”

TRANSAMERICANO
En el catálogo Principio Potosí, María Galindo, de Mujeres Creando, toma prestado un concepto de Giuseppe Campusano, inventor del Museo Travesti del Perú, para sostener que el concepto del travestismo va más allá del sexo y el género y vale para la propia historia de Latinoamérica. Galindo sostiene, así, que “ver la historia, la cultura, los personajes y las costumbres como un travestismo es poner en cuestión la mirada maniquea y simplificadora entre colonialismo y resistencia, por eso es una mirada políticamente incorrecta, riesgosa y atrevida que asume la condición de fragmento, de pedacito, que tiene todo relato del pasado. Así como la travesti no es un hombre disfrazado de mujer, así la historia del colonialismo no es la historia del sometimiento versus la resistencia sino la combinación irresuelta y compleja que tiene muchas grietas y que por eso mismo posibilita a la vez muchas salidas nuevas, creativas, contradictorias, alucinantes y esperanzadoras”.
En ese aspecto, que se entronca con la identidad de los que habitamos este continente, Susy sostiene: “Me da la impresión de que es arduo el camino de poder ver qué queremos que nos corresponda. No ya tener la certeza de lo que nos corresponde, sino qué queremos. No hay nada puro y es imposible volver a cierto grado de pureza, es imposible barrer estos años de construcción cultural que tenemos, así que es todo un planteo hacia futuro”.

DERECHO A REIVENTARSE
En este recorrido poético al que Susy te propone asomarte hay dos libros con sabor a cofradía, de los que la Shock es autora: “Poemario Trans…pirado”, con prólogo de Marlene Wayar, y “Relatos en Conecalón”, con prólogo de Fernando Noy. “Para mí es un aporte a esta relectura posible con toda la sangre y la bronca, y con toda la ternura y la amorosidad que pido afuera e intento desde mí”.
Un fragmento de uno de los poemas, por ejemplo, dice así:

Mi derecho a explorarme
a reinventarme
hacer de mi mutar mi noble ejercicio
veranearme otoñarme invernarme:
las hormonas
las ideas
las cachas
y todo el alma!!!!!!… amén.

Es parte de su huracán que te da vuelta como una media. El abanico del mundo Susy Shock es tan amplio que más de una vez, mientras mis dedos recorrían el teclado, me pregunté cómo debía abordarlo. No pude plantearme una respuesta más o menos consistente pero comprendí que querer contemplarlo todo era repetir esos esquemas que ella había puesto en vías de extinción.
Ahí sentí el último golpe de Shock.
La única manera de abordar lo inabarcable es no abarcándolo.


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(Publicada en la revista MU, mayo 2011)

domingo, 24 de abril de 2011

Música cubana con sonidos del mundo

La cantante Yusa se presenta nuevamente en nuestro país en un ciclo con amigos de la talla de Ana Prada y Raly Barrionuevo.

Hace tres décadas, cuando estudiaba en la escuela primaria de música “Alejandro García Caturla” en La Habana, Cuba, y caminaba por el malecón, Yusa posaba los ojos en el horizonte, mirada de marinero, para imaginar adónde llegaría con su guitarra a cuestas.
Los años pasaron y esta cantante y multiinstrumentista cubana ha pasado la mayor parte de su vida yendo y viniendo de la isla, como lo hace el mar, ese que forjó su identidad habanera, que se aleja para luego volver con nuevo brío.
Yusa es reconocida como una de las representantes de la nueva ola de músicos cubanos que condensan la tradición de su país con los sonidos del resto del mundo. En su caso conviven una mixtura de géneros: jazz, pop, ritmo brasileño y, por supuesto, una profunda raíz cubana como la rumba, la trova y el son.
A estas pampas llegó por primera vez tres años atrás como bajista de Santiago Feliú. Desde entonces corrió mucha agua: edificó una sólida carrera como solista a nivel mundial, cosechó reconocimientos, construyó un lazo inquebrantable con su público y adoptó a la Argentina como segundo hogar, con sede en La Plata: “Es en el único país donde podía pasarme algo así porque es donde tengo la conexión más fuerte. Argentina es el lugar que tiene más vínculo con Cuba a nivel intelectual”, sostiene.
En este contexto viene llevando a cabo el ciclo “Descarga con amigos, 2° parte”, en el Café Vinilo (Gorriti 3780), donde se enlaza con músicos del nivel de Ana Prada, Edgardo Cardozo y Raly Barrionuevo. Además estrena una nueva banda, que siente “mucho más power”.
Cada show le permite lucir su voz profunda y su virtuosismo en instrumentos como la guitarra, el bajo y el tres cubano.

-Nuevamente está brindando una “descarga con amigos”. ¿Qué importancia le asigna a compartir el escenario con ellos?
-Es la suerte de poder estar haciendo lo que quiero y tiene que ver con la libertad de mi vida. De hecho, estar en un lugar fuera de Cuba, con amigos, y hacer lo mismo que hago en mi casa es una suerte que pocas veces se da. No me había sucedido en ningún otro país. He viajado mucho y casi siempre he estado con los amigos específicamente convocados o porque hemos coincidido en fechas, pero aquí no ha sucedido eso: he hecho amistades en el tiempo que llevo trabajando en Argentina y ya son parte de mi carrera, son personas con las que hablo por teléfono y les digo: “Oye, vamos a hacer una descarga tal día. ¿Tienes fecha libre?”. Y por suerte, pueden. Suceden cosas especiales porque hacemos sus repertorios, logrando una especie de sincretismo entre las dos culturas. (En el show del domingo pasado la mixtura con Ana Prada fue exquisita).

-Poco a poco Argentina se fue convirtiendo en su segunda casa. ¿Qué cosas del país le generan atención?
-Muchas cosas, sobre todo el amor por Cuba, que no es un detalle menor porque no hubiese podido hacer tantas cosas si no habría tanta repercusión de lo que tiene que ver con mi país. Yo no sabía que existía un público de Yusa en América del Sur. En el ciclo estreno banda y lo más curioso es que el baterista fue el primer argentino fan que me escribió a myspace diciendo “¿cuándo vas a venir a Argentina?”. Casi toda mi carrera se desarrolló en Europa, que es donde están los mercados a los que se apuestan los fenómenos de Cuba. Yo me he sentido aquí amada de una manera especial por ser cubana. Y eso fue muy importante porque es cuando más útil me he sentido para proyectar mi arte.

-Además de este ciclo está estrenando banda. ¿Qué características tiene?
-Es mortal. Hacía tiempo que no tenía una banda tan power: es la que yo quería. Y es de lujo: Quique Ferrari en bajo eléctrico, contrabajo y voz; Cristhian Fayad, el fan, en batería; y en guitarra eléctrica, Elmer Ferrer, que es de Cuba. Por primera vez puedo traer un músico que ha participado en mis discos, con el que hemos hecho canciones juntos que por primera vez haremos con esta banda. Es un cuarteto súper poderoso.

-Su música está compuesta por eso que se conoce como “sonidos del mundo” pero a la vez tiene mucha raíz. ¿Cómo se logra eso?
-Tiene que ver con los viajes, porque estoy viajando desde que tengo 17 años haciendo mi música. Y eso no es un detalle menor para ver cómo reaccionas ante las cosas, estando incluso dentro de tu propio país. Como casi toda mi carrera se desarrolló en Europa y Japón, tiene mucho de esa apertura porque no es lo mismo si sales con 33 años al mundo que si sales con 18. A esa edad te comes el mundo y absorbes todo lo que tenga para darte. Y ahí escuché otra música, no la que fue parte de mi desarrollo, como Charly García, Soda Stereo o Spinetta. Al mismo tiempo tengo el arraigo natural de la identidad del cubano y además la academia: herramientas para toda la vida.

-¿Cómo han sido esos años, desde los 6, en la academia de música?

-Es un mundo estricto, donde casi no hay juegos, que viene de las escuelas europeas, de la aristocracia. La música clásica fue siempre música de élite y en este caso, en Cuba, donde sucedían otras cosas muy movidas era surrealista, como un teatro del absurdo. Ahora ha evolucionado pero en aquella época era tremendo, muy rígido. Tenía materias de piano como si estudiara piano básico como carrera. Mi especialidad era guitarra pero la maestra te trataba como si fuera a ser pianista. Lo que toco de piano se lo debo a ella. Era una exigencia muy fuerte pero realmente lo bueno que tiene esa academia es que te enseñan cómo lidiar con todo eso, que es lo más importante. Cómo aprender a estudiar: en eso estriba lo interesante.

-¿Qué cosas la interpelan a la hora de componer?
-Presto mucha atención a todo lo que veo. He tenido la posibilidad, desde muy niña, de hacer música, de tener tiempo para estudiar y de seguir un camino donde me dedico y vivo de la música, además de tener a mis padres que me dan todas las herramientas. Eso te brinda otro modo de enfrentarse a la vida. Hay cosas por las cuales yo no pasé: escenas de violencias, de catástrofes. No es un detalle menor y por eso puedo darme cuenta de lo que nos falta, de las cosas que realmente importan. Puedo ponerme en función de los demás de un modo humilde, austero, porque ésa es la educación del país donde vengo, donde existen muchos sentimientos solidarios que están instaurados en la identidad, en los genes. Así que cuando pasan cosas a mí alrededor me pegan fuerte.

-¿Cómo proyecta sus próximos años?
-En ese sentido soy bastante oriental, muy de presente. Evidentemente las cosas que uno hace hoy son las cosas que proyecta para el futuro. Mis decisiones han dado como consecuencia todo esto. Teniendo tan claro este asunto trabajo profundamente el hoy para poder hacer futuro; de hecho no sé qué va a pasar mañana. El futuro es muy ignoto: van cambiando muchas cosas en la vida. Y con optimismo me veo haciendo música toda la vida porque está ligada a mí como el aire.

(Publicada en el periódico Miradas Al Sur, 24 de abril de 2011)

martes, 5 de abril de 2011

La patria fusilada


En el viejo aeropuerto de Trelew ya no arriban ni parten aviones pero sí aterriza la memoria. Allí tiene una parada inevitable, obligatoria, ineludible.

1.
En ese lugar, 39 años atrás, fueron detenidos 19 presos políticos, fugados del penal de Rawson, que no alcanzaron el avión capturado por los primeros seis en arribar allí, que lograron desviarlo al Chile de Allende. Los 19 serían fusilados en la Base Almirante Zar (compartía pista con el aeropuerto, de igual nombre), en lo que desde entonces se conoce como “la Masacre de Trelew”. Sólo tres de ellos lograron sobrevivir al fusilamiento. Y fueron las voces que contaron lo que los militares y los medios callaban.

2.
Apenas unos meses después, María Antonia Berger, Alberto Miguel Camps y Ricardo René Haidar se encontraron nuevamente en la condición de presos políticos, esta vez en la cárcel de Devoto. Junto a ellos estaba, entre muchísimos otros privados de su libertad, el poeta y periodista Francisco “Paco” Urondo.
La noche del 24 de mayo de 1973, un día antes de que Héctor Cámpora asumiera la presidencia y ordenara la amnistía que dejaría a todos los presos políticos en libertad, los cuatro se encerraron en una celda, ajenos al clima de algarabía generalizada. Allí, Urondo los entrevistó y grabó sus testimonios sobre la masacre y la planificación de la fuga más espectacular de los movimientos políticos. Ese material luego se convertiría en uno de los documentos centrales de la época: el libro “La patria fusilada”.

3.
La dictadura militar de 1976 fue más cruenta, si vale la comparación, que su antecesora. Más lapidaria. Los protagonistas del libro la padecieron en carne propia: los cuatro fueron masacrados: Urondo y Camps, asesinados; Haidar y Berger, aún continúan desaparecidos.
“La patria fusilada” refleja, así, la matriz asesina de las dos últimas dictaduras que debió soportar nuestro país.  

4.
Las hojas del almanaque se caen raudamente. Al ex aeropuerto de Trelew no arriban turistas sino interesados por la historia que aún cuenta este lugar con los balazos incrustados en la pared y con las pintadas como símbolo de la resistencia popular. Ahí ahora funciona el Centro Cultural para la Memoria, un espacio que promueve el arte para ilustrar esta parábola: la vida venciendo a la muerte.
La actividad del 24 de marzo pasado fue, además de interesante, tremendamente simbólica. Hasta allí llegaron, Ángela Urondo, una de las hijas de “Paco”; Raquel Camps, hija de Alberto Miguel; Daniel Carreras, periodista de la ciudad y uno de los cronistas que cubrió la conferencia de prensa que dieron los fugados en el aeropuerto, antes de que los detuvieran y los llevasen a la base; y Daniel Riera, periodista, escritor y editor de la reedición de “La Patria fusilada”, que acaba de lanzar la editorial “Libros del Náufrago”.
Precisamente fueron para presentar el libro –cuya imagen de tapa es autoría de Ángela, notable artista plástica– aunque su presencia allí, y un 24 de marzo, excediera, en lo estrictamente formal pero también en lo simbólico, la actividad en sí.
Más que una presentación fue un homenaje. Y antes que eso, un capullo que se despereza, tierra fecunda en un lugar que supo ser un pedregal. Como lo que vuelve a nacer, lo que siempre está naciendo, la germinación de una memoria fértil que florece como síntesis perfecta de la vida, de lo que nunca muere.

LA LUCHA QUE LAS PARIÓ
“Los hijos que no pudimos conocer a nuestros padres tuvimos que hacerlo a través de otros y de otras cosas, y en este camino, la palabra, la poesía, las fotos y los objetos forman parte de esa reconstrucción. ‘La necesidad de la palabra’, decía ‘Paco’. Esas palabras que nunca nos dirán, pero que están ahí inmortalizadas cuando minuciosamente uno busca algo para hacerlo propio”, lanza Raquel en medio de la presentación.
Agrega: “Trelew me devolvió a mí esta historia fea pero necesaria de saber, pero a su vez me dio a conocer una historia de amor que empezó a través de un hueco en el techo del penal. Imagino a mis viejos tratando de verse por ese huequito y no puedo dejar de sonreírme, me da mucha ternura. Creo que fue el principio de algo hermoso que no pudo ser, pero por eso siempre trato de resaltar que si bien Trelew es la ciudad de la masacre, para mí también es reconstrucción, y abrazos, y vida. Sin ese hueco yo no estaría acá hoy”.
Ese hueco en el que nos mete Raquel es real pero, poéticamente, es el agujero perfecto para conjurar la muerte de los fusilados.
Ángela Urondo visita Trelew por primera vez. Siendo una beba estuvo presente en el momento en el que su padre y su madre (Alcira Cora Raboy, desaparecida) fueron emboscados por los genocidas, en la provincia de Mendoza. En el mismo hecho en que asesinan a “Paco” y secuestran a su madre, Ángela fue desaparecida varias semanas. Después fue devuelta a su familia y, luego, dada en adopción. Quienes la adoptaron jamás le contaron su historia, a pesar de que la sabían. Recién a los veinte años supo la verdad y recuperó la identidad que le habían negado.
“Me parece que es un libro muy duro de leer, pero muy necesario. Yo lo leí cuando recién me enteraba de mi historia, y cuando me invitaron a hacer la ilustración de la tapa fue un reto porque, en general, no acepto hacer cosas vinculadas a mi padre por una cuestión de separar a esta persona que siento que todavía estoy conociendo de quien soy yo; pero no sé, será la edad o qué, pero hubo algo que me hizo aceptar esta responsabilidad, porque además la edición original estaba maravillosamente ilustrada, así que era un reto poder mantenerme a la altura de esa ilustración de tapa bellísima”, dice.
Ángela no sólo logra el desafío sino que le añade a la edición un significado extra, que enlaza a padre e hija bajo el mismo material. No es el único elemento que potencia la edición: además, incorpora información sobre la causa judicial, que aún espera el inicio del juicio oral y público a los fusiladores. Y aporta algunas notas al pie que permiten comprender aspectos sobre el contexto político de la entrevista de Urondo a los tres sobrevivientes.
Mientras narra que a través de los libros pudo conocer a su papá sin intermediarios, Ángela suelta, como al pasar, una frase que es toda una declaración de principios. Dice: “Mantener viva la memoria presente de quienes ya no están”.
En ese territorio planea y aterriza “La patria fusilada”. Y ese aspecto es el que este viejo aeropuerto de Trelew invita a sobrevolar.

(Publicada en la revista MU, abril de 2011)

Sinónimos de algo único


Rebeldía. Amor. Libertad. Alegría. Coraje. Pasión. Esperanza. Hogar. Pañal. Lucha. Espejo. Pañuelo. Integridad. Solidaridad. Parir. Hijos. Sueños. Fortaleza. Ternura. Calor. Jueves. Locura. Calidez. Revolución. Construcción. Hijos. Caminar. Pasos. Marcha. Desobediencia. Plaza. No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos. Valor. Audacia. Creatividad. Esfuerzo. Valentía. Compañero. Casa. Universidad. “El otro soy yo”. Juventud. Fuego. Constancia. Persistencia. Indomables. Ética. Corazón. Abrazo. Perseverancia. Utopía. Memoria. Patria. Compañera. Radio. Ejemplo. Lucidez. Vida. Cobijo. Jóvenes. Heroicidad. Socializar. Maternidad. Derechos Humanos. “La única lucha que se pierde es la que se abandona”. Dignidad. Latinoamérica. Resistencia. Encuentro. Calle. Barrio. Sencillez. Humildad. Combatir. Comunicación. Antiimperialismo. Justicia. Política. Saber. Firmeza. Tozudez. Inteligencia. Banderas. Generosidad. Manos. Puños. Victoria. 30.000.
En estos 34 años de recorrido, cualquiera de estas palabras definen a las Madres. Tienen muchos sinónimos, sí, pero son únicas. 

(Publicado en la revista "Sueños Compartidos", abril 2011, como parte del saludo del equipo de Prensa Madres por los 34 años de lucha de la Asociación)

sábado, 5 de marzo de 2011

La alegría del Rey Momo

Entrevista con la murga "Falta y Resto"

Antes de su regreso al carnaval oficial de Montevideo, la murga uruguaya “Falta y Resto” se presentó en Buenos Aires para celebrar sus 30 años de trayectoria. Aquí, un recorrido por esa noche mágica de la mano de Raúl Castro, director, letrista y uno de sus fundadores.

Por Luis Zarranz
Fotos: Sebastián Szymon

1
El reloj dice que son las diecinueve y treinta de un viernes caluroso y húmedo. La tarde se hace cada vez más noche. La entrada del teatro “La Trastienda”, en Buenos Aires, es un surco de gente yendo y viniendo. Todos buscan una entrada para ver hoy, el sábado o el domingo, el show de la mítica murga uruguaya “Falta y Resto”, que celebra sus 30 años de trayectoria regresando al carnaval de Montevideo, luego de tres años de ausencia por decisión propia. Antes, a modo de preestreno, realizan este espectáculo para el que, estoy dándome cuenta, ya no quedan entradas.
Antes de que me confirmen el dato en la boletería del teatro lo descubro en las caras de cada uno de los que arriban, presurosos, en busca de un ticket y se retiran, fracasados, con las manos vacías.
Ya está. No hay entradas. No hay reventa. Para nuestra fortuna, y para la envidia de los que pululan alrededor mío y del fotógrafo, en nuestras muñecas luce una cintita blanca que nos acaba de colocar la manager del grupo. La cinta no dice nada (es bastante pedorra). Lo importante no es lo que (no) dice sino lo que significa. Su traducción sería: “Acceso irrestricto”.
Ahhh, amo esta profesión pero, por la dudas, trato de no demostrarlo. Lo mismo hace el fotógrafo que me mira cómplice y se desliza de un lado a otro con espontanea timidez.

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Sin localidades en venta, la entrada comienza a despejarse. Aún restan dos horas y veinte minutos para que empiecen a sonar los tambores. Tres taxis, uno tras otro, escupen pasajeros que bajan rápidamente, con trajes en sus manos. En un rato, serán murguistas que brindarán un show de más de tres horas en el que repasarán los clásicos temas de La Falta, como la llaman sus fans, y estrenarán el espectáculo con el que se lucirán en los tablados montevideanos. Pero eso en un rato. Ahora están llegando y parecen recién salidos de la tintorería, llevando con cuidado y virtuosismo el traje con el saldrán a escena.
El último en arrimarse es Raúl Castro, uno de los fundadores, letrista y director de la murga. Un mito viviente de los carnavales y de la cultura popular. Flaco y largo como un mástil, las piernas parecen dos zancos con movimiento propio. Camina dando pasos enormes, los mismos que a mí, petiso petiso (sí, dos veces), me llevarían el doble o triple de esfuerzo. Maneja el edificio que es su cuerpo con una ductilidad que envidio y que desmitifica el calificativo que se les adosa a los altos y flacos.
Me acerco y enseguida confirmo lo que me habían dicho sobre su personalidad: desborda carisma. Rubrico, también, otras de sus cualidades: tengo enfrente a un tipo de barrio, de esos que hablan sin dobleces, que transpiran esquinas, saber popular: calle.

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Arriba de la mesa hay dos empanadas que se enfrían y una Coca que se calienta. “La Trastienda” tiene un bar en la entrada. Ése es el lugar que nos cobija durante la charla, dos horas antes de que La Falta salga al escenario con una novedad que es preciso develar: la presencia de Malena D’Alessio, de “Actitud María Marta”, la primera mujer que se incorpora a la murga y que posibilita una estridente fusión con el rap, que simboliza la unión de todos los barrios latinoamericanos.
La Falta tiene bajo el brazo un espectáculo con el nombre “La Comedia del barrio”: una presentación, en clave humorística e irónica, con los ojos puestos en ese espacio típico de la geografía urbana, donde tiene preponderancia la picardía y la complicidad vecinal.
De todo eso brinda detalles Raúl Castro, entusiasmado por el show como un nene en el día de su cumpleaños.

–¿Por qué decidieron realizar esta presentación antes de su regreso al carnaval oficial de Montevideo?
Nosotros tenemos la costumbre, desde hace muchos años, de venir a Buenos Aires en verano. Eso nos ha dado un resultado bárbaro porque la murga se asienta, se siente muy distendida, no está compitiendo y puede constatar si lo que está haciendo está bueno o no. Presentarnos acá es importante para aquilatar qué tal está el espectáculo y cómo nos sentimos nosotros con respecto a la gente, porque el carnaval uruguayo es muy exigente y queremos ir con nuestras mejores armas. Y de paso les damos a la gente de Argentina, y a los uruguayos que viven acá y que no pueden cruzar, la chance de ver el espectáculo.

–¿Qué significa volver a competir en el carnaval de Montevideo?
Significa volver a los amigos, a la familia, a la casa de tu madre, al lugar donde están tus parientes (de género y de sangre), tus amigos. Es volver a la esencia, y siempre es bueno: hay que beber esa fuente, que es la que nos lleva de barrio en barrio, la que nos hace recordar de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde tenemos que ir.

–¿Qué es el barrio para la murga?
El barrio es el oasis, el lugar donde encuentra la razón de su cantar, de su militancia cultural, las opiniones que más valen. Creemos que, culturalmente, esa gente es la que está haciendo la historia de estos países, de estos tiempos.

–Y eso que es ninguneada por los medios de comunicación
El tipo de barrio es un extra en la película de los medios, nunca es protagonista. En la murga, sí.

–¿Qué balance haces de estos 30 años?
Positivo mil por mil: mucha felicidad en la lucha, sabiendo que se han logrado muchas cosas, desde lo popular, en las que somos partícipes. El pueblo uruguayo –y el argentino, porque nos sentimos parte también– han logrado cosas importantísimas en su carrera hacia el perfeccionamiento del ser, que es la historia de todos nosotros. Me parece que formar parte de eso durante estos 30 años, diciendo lo que pensamos, tratando de cambiar la cabeza de alguna gente, o de nosotros mismos, es un agradecimiento perpetuo a la vida por habernos dado la chance de vivirla

–¿De qué manera el humor logra intervenir y transformar la realidad?
El humor desnuda, aclara y muestra la verdad. Desde la ridiculez se desnuda e ilumina. Después que sabes la verdad, dar una conclusión que emocione o que denuncie es mucho más fácil desde la risa. Si hay una diferencia entre el siglo pasado y éste, y la murga tiene mucho que ver, es que la canción de protesta transita caminos de alegría y no de melodrama, como sucedía en los 70, en los 80 y en el propio rock and roll de los 90, muy lúgubre. La gente ha adoptado eso: que se puede luchar desde la alegría.

–¿Sentís que pasa lo mismo en los movimientos sociales?
Creo que tienen que refrescarse desde la estética. La letra negra pintada sobre fondo blanco, a la que te criaste… me parece a mí que se podría ser más creativo con las formas que se adoptan para que la lucha sea más eficaz. Simplemente por eso.

–En la Argentina se recuperaron los feriados de carnaval, por iniciativa del gobierno y tras varios años de lucha de las murgas. ¿Qué reflexión te merece la medida?
–Me parece notable, creo que es un logro mágico. Los tablados y los corsos son bastiones de democracia cultural. Cuando se corta un corso o se cierra un tablado, se le está tapando la boca al pueblo. El hecho de abrir el carnaval de nuevo quiere decir “digan”, “ríanse”, de nosotros o de quien quieran, sin censura, “ríanse que es lo más sano que hay”.

–¿Contra qué se canta en esta época de gobiernos populares y progresistas?
–Ahora se pone el ojo con la lupa más grande. Yo tenía una maestra en tercer grado de escuela que tenía al hijo como alumno y era al que más marcaba. Nosotros tenemos que ser iguales con los gobiernos progresistas: no podemos dejar pasar una. Si hay corrupción, si se deja de lado a algunos sectores de la población, si no se asume con real plenitud el esclarecimiento de la verdad con la dictadura, si hay reticencia en seguir adelante con la lucha de los derechos humanos, la murga tiene que estar presente. Este año es uno de los espectáculos más fuerte de La Falta. El haber logrado la presencia de Malena D’Alessio fue fundamental, porque ella estaba en una vereda paralela a la nuestra en cuanto a la denuncia y al trabajo; ahora nos juntamos, estamos en una misma calle, transitando juntos y es alucinante.

–En 30 años, ¿cómo se hace para no repetirse?
Mucho laburo, muchas papeleras llenas, tratar de encontrar camino por donde no hayamos ido, pasos, lugares sin huellas. Es difícil porque siempre los géneros, sean libres o no, te limitan. Entonces tenés que inventar y reinventar.

–Y, ¿cuánto creció el género? Porque siempre hubo un prejuicio de que era algo “menor”.
Pasaba como con el tango, la murga era marginal. Era una mirada clasista pero ha habido un trasvasamiento que tiene que ver con los logros de la murga, sobre todo a la salida de la dictadura, que tuvieron un papel importante en la expresión popular cuando no había sindicatos ni partidos políticos. La gente iba a los tablados a escuchar lo que ella quería escuchar, lo que quería decir, que estaba prohibido.

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El público, presto a disfrutar el show, aplaude desenfrenadamente como queriendo apurar el reloj. Aún faltan veinte minutos para que La Falta suba al escenario. Abajo, en los camarines en los que estoy viendo pintarse, cambiarse y prepararse a los murguistas, brota una cofradía indescriptible, de esas que sólo es posible lograr en ámbitos exentos de divismo.
Me siento un intruso que espía y temo que mi cara me delate. Me corro unos metros para figurar en un intencionado segundo plano mientras el fotógrafo dispara sin clemencia. Nuestra intromisión pasa desapercibida y no interrumpe las cargadas, bromas y empujones que delatan el clima relajado que respiran diez minutos antes de correrse el telón.

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Mientras dejamos los camarines para ubicarnos en el salón, una voz se me mete en el oído. Es la de Raúl Castro, que les dice a sus murguistas: “¡Con el alma, muchachos, con el alma!”. El telón se corre y la arenga surte efecto. La Falta es un tren a toda velocidad que te pasa por encima. El público parece subido a escena y compone un todo compacto y homogéneo que me trasporta a los corsos que pasaban por la esquina de mi casa y que hacían bailar hasta al vecino más agreta.
Durante tres horas la murga hará de esta noche cualquiera una de esas que quedan archivadas en la memoria. Y confirmará lo bien ganado que tiene el boca a boca (otra pata de la cultura popular) que ordenó no perderme el show y que me obliga, ahora, a escribir estas líneas para devolver el favor.

Más info: www.faltayresto.net

(Publicada en la revista "Al Margen", Bariloche, Río Negro, marzo-abril 2011)

Carnaval toda la vida

La mítica murga uruguaya “Falta y Resto” cumple 30 años y vuelve al carnaval de Montevideo con un tributo a los barrios. Antes, estuvo en Buenos Aires con un show en el que mostró lo nuevo de su repertorio y aquello que, pese a los años, nunca es viejo.

Por Luis Zarranz
Cierro los ojos y comienza a borronearse la geografía porteña en la que estoy, para dar lugar a los tablados montevideanos en los que quisiera estar.
Desde hace diez minutos, la murga “Falta y Resto” brilla sobre el escenario del teatro “La Trastienda” en un show que es un recorrido por sus 30 años de historia y el pre-estreno de lo que será su regreso al carnaval de Uruguay, luego de tres años de voluntaria ausencia.
Cuando vuelvo a conectar mis pupilas más con la realidad y menos con el deseo observo la euforia de cientos de argentinos, uruguayos, y turistas con español del tipo de Anamá Ferreira: hay en escena algo así como 787 personas: la murga y el público es un todo compacto y homogéneo que me recuerda a los corsos que se armaban en la esquina de mi barrio, cuando el vecino más almidonado perdía la compostura y revoloteaba las piernas con mucha gracia y poco encanto.
Precisamente, el barrio es el protagonista del espectáculo con que La Falta, como la mencionan sus fans, decidió homenajear a los tablados, ante su cada vez más preocupante extinción.
Bajo el nombre “La Comedia del barrio”, los murguistas despliegan una presentación, en clave humorística e irónica, con los ojos puestos en ese espacio típico de la geografía urbana, donde tiene preponderancia la esquina, la picardía y la complicidad vecinal. Y lo hacen con una sorpresa que vale revelar: la presencia de Malena D'Alessio, de “Actitud María Marta”, la primera mujer de la murga y quien posibilita una estupenda fusión con el rap, que simboliza la unión de todos los barrios latinoamericanos.
Raúl Castro es a la “Falta y Resto” lo que Martín Palermo a Boca: un mito viviente que excede las fronteras de su propio espacio para colocarse en un espectro de referente histórico. Es uno de los fundadores, el letrista y el director de la murga. Y, antes que nada, es un tipo de barrio, de esos que hablan sin dobleces. De piernas interminables, lo veo pelearse con la mesa para ubicarlas de alguna forma más o menos cómoda, como una ficha de encastre que no cuaja en su lugar.
Por fin logra sentarse. Aún falta una hora y cuarto para que se transforme en el pulso del show. Antes, todo su cuerpo habla por él: me mira con la boca y con los ojos me dice: “El barrio es el oasis, el lugar donde la murga encuentra la razón de su cantar, de su militancia cultural, donde encuentra las opiniones que más valen: de esa gente nos sentimos embanderados”.
Sigue: “La gente en la calle es la que hace la historia y está en los barrios. El tipo de barrio es un extra en la película de los medios, nunca es protagonista. En la murga, sí”.

¿Qué significa volver a competir en el carnaval de Montevideo después de tres años?
Volver al carnaval significa volver a los amigos, a la familia, a la casa de tu madre, al lugar donde están tus parientes (de género y de sangre), tus amigos. Es volver a la esencia, y siempre es bueno: hay que beber esa fuente, que es la que nos lleva de barrio en barrio, la que nos hace recordar de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde tenemos que ir.

Me imagino que debes estar al tanto que en Argentina se recuperaron los feriados de carnaval, por iniciativa del Gobierno y tras varios años de lucha de las murgas. ¿Qué reflexión te merece?
Me parece notable. Los tablados, los corsos, son bastiones de democracia cultural. Cuando se corta un corso o se cierra un tablado se le está tapando la boca al pueblo. El hecho de abrir el carnaval de nuevo quiere decir “exprésense”, “digan”, “ríanse, que es lo más sano que hay”.

En 30 años, ¿cómo se hace para no repetirse?
Mucho laburo, muchas papeleras llenas, tratar de encontrar camino por donde no hayamos ido, pasos, lugares sin huellas. Es difícil porque siempre los géneros, sean libres o no, te limitan. Entonces tenés que inventar y reinventar.

Y, ¿cuánto creció el género? Porque siempre hubo un prejuicio de que era algo “menor”.
Pasaba como con el tango, la murga era marginal. Era una mirada clasista pero ha habido un trasvasamiento que tiene que ver con los logros de la murga, sobre todo a la salida de la dictadura, que tuvieron un papel importante en la expresión popular cuando no había sindicatos ni partidos políticos. La gente iba a los tablados a escuchar lo que quería decir, que estaba prohibido.

La murga lleva casi tres horas ininterrumpidas de show: escucho en vivo esas letras que fueron el núcleo de la resistencia contra la dictadura oriental y alcanzo a comprender, en su justa dimensión, lo que Raúl Castro me acaba de decir, antes de colocarse la galera y salir al escenario.
Termino de vislumbrar la vigencia de La Falta, ese péndulo que conecta pasado, presente y futuro, cuando veo a un hombre, de unos 60 años, bailar y cantar los temas junto a quien parece su hijo, de no más de 30. En medio de un cuplé, alcanzo a escuchar que le dice: “Esto es de mi época”.
Es ahí donde dimensiono que “Falta y Resto” no tiene fecha de vencimiento.

(Publicada en la revista "Sueños Compartidos", marzo 2011)

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domingo, 6 de febrero de 2011

El barrio en el centro (de la escena)


La murga uruguaya “Falta y Resto” cumple 30 años y vuelve al carnaval de Montevideo con un espectáculo en el que brinda homenaje a los barrios. Antes, se presentó en Buenos Aires con tres shows a sala llena en los que renovó el lazo indestructible que la une con su público.

Por Luis Zarranz
La mítica murga uruguaya “Falta y Resto” está arriba del escenario y ya comenzó  a transformar “La Trastienda” en una esquina de barrio, porteña o montevideana. A fuerza de bombos, de una actitud escénica callejera, con la gracia del habla popular y con letras que expresan la esencia barrial, el teatro parece cada vez más la intersección de dos calles en Pocitos, Almagro, Boedo o La Unión.
La distancia con el público se convierte, de golpe, en fraternidad. Aunque no puedan verse son notorios los hilos invisibles que conectan a los espectadores con los murguistas. ¿Cuál es el efecto de esta especie de vecindad? Es sentirse parte. De todas las opciones, hay una que es imposible: la indiferencia.
Apenas quince minutos antes de esta alquimia, Raúl Castro, fundador, letrista y director de la “Falta y Resto”, me había dicho, con la cadencia con que son dichas las cosas simples y contundentes: “El barrio es el oasis, el lugar donde la murga encuentra la razón de su cantar, de su militancia cultural”. Ahora, mientras la murga ambienta la noche, el barrio sale a escena con una potencia arrolladora, fértil como un campo florecido.
La Falta, como la nombran sus fans, vuelve al carnaval uruguayo después de tres veranos de ostracismo y lo hace con un espectáculo, “La comedia del barrio”, contundente, gracioso, irónico y crítico, que rinde homenaje a sus 30 años de historia. Antes de su paso por el tablado montevideano, la murga realiza este impresionante pre-estreno en Buenos Aires, donde, además, repasas sus letras más populares, ya clásicos del cancionero rioplatense.
Como lo anuncia el título del show, el eje es el barrio. Raúl Castro expresa porqué: “Creemos que culturalmente es la gente que está haciendo historia: la gente en la calle”. Luego, ofrece otra pista para entender el entramado: “El tipo de barrio es un extra en la película de los medios, nunca es protagonista. En la murga, sí”.
Con argumentos de ese tenor, “Falta y Resto” viene transitando un largo camino de compromiso y lucha, desde aquellos primeros pasos en plena dictadura oriental, cuando la murga salió a la palestra para intentar abrir la cerrada noche, oscura, negra y genocida, que cubría el cielo de toda Latinoamérica. Con ese propósito sellaron su impronta, signada por la denuncia, la crítica y la presencia en las luchas de los de abajo. Les faltaba un nombre, así que se lo robaron al juego del truco, a ese grito que se hace cuando el partido parece perdido. De allí les quedó también el lema: “Cuando lo único que queda es jugarse el todo por el todo”.
Y se jugaron.

El agua debajo del puente
30 años después, con miles de pergaminos sobre el lomo y aquel propósito, la murga sale al escenario. “¡Con el alma, muchachos, con el alma!”, alcanza a escucharse antes que se corra el telón. Las arengas de Raúl Castro surten efecto. La Falta es un tren a toda velocidad, que te pasa por encima. Trae una novedad resaltante: Malena D'Alessio, de “Actitud María Marta”, la primera mujer que canta en la murga y que posibilita una estupenda fusión con el rap.
El espectáculo es un tributo a los tablados del barrio, especie uruguaya en vías de extinción por mérito de la Intendencia de Montevideo, que los clausura bajo la excusa de “ruidos molestos”. “Sean eternos los tablados”, canta la murga y el canto resuena en la garganta de los argentinos, uruguayos y hasta en la de los turistas europeos que llenan “La Trastienda” y repiten la frase sin saber bien de qué se trata.
Antes de llevarse el alma a la boca, Raúl Castro acepta bucear en el génesis de La Falta, a la que no puede distanciar de los avatares de la cultura popular.

-¿Qué balance haces de estos 30 años?
-Positivo mil por mil: mucha felicidad en la lucha, sabiendo que se han logrado muchas cosas, desde lo popular, en las que somos partícipes. El pueblo uruguayo –y el argentino, porque nos sentimos parte también– ha logrado cosas importantísimas en su carrera hacia el perfeccionamiento del ser, que es la historia de todos nosotros. Me parece que formar parte de eso durante estos 30 años, diciendo lo que pensamos, tratando de cambiar la cabeza de alguna gente, o de nosotros mismos, es un agradecimiento perpetuo a la vida por habernos dado la chance de vivirla.

¿Qué significa volver a competir en el carnaval de Montevideo después de tres años?
-Volver al carnaval significa volver a los amigos, a la familia, a la casa de tu madre, al lugar donde están tus parientes, de género y de sangre, tus amigos. Es volver a la esencia, y siempre es bueno: hay que beber esa fuente, que es la que nos lleva de barrio en barrio, la que nos hace recordar de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde tenemos que ir. Me parece que la murga que no vaya de barrio en barrio, no existe.

-¿De qué manera el humor logra intervenir y transformar la realidad?
-El humor desnuda, aclara y muestra la verdad. Desde la ridiculez se desnuda e ilumina. Después que sabes la verdad, dar una conclusión que emocione o que denuncie es mucho más fácil desde la risa. Si hay una diferencia entre el siglo pasado y éste, y la murga tiene mucho que ver, es que la canción de protesta transita caminos de alegría y no de melodrama, como sucedía en los 70, en los 80 y en el propio rock and roll de los 90, muy lúgubre. La gente ha adoptado eso: que se puede luchar desde la alegría.

-Me imagino que debes estar al tanto que en Argentina se recuperaron los feriados de carnaval, por iniciativa del Gobierno y tras varios años de lucha de las murgas. ¿Qué reflexión te merece?
-Me parece notable, creo que es un logro mágico. Los tablados, los corsos, son bastiones de democracia cultural. Cuando se corta un corso o se cierra un tablado se le está tapando la boca al pueblo. El hecho de abrir el carnaval de nuevo quiere decir “exprésense”, “digan”, “ríanse”, de nosotros o de quien quieran, sin censura, “ríanse que es lo más sano que hay”.

-¿Contra qué se canta en esta época de gobiernos populares y progresistas?
-Ahora se pone el ojo con la lupa más grande. Yo tenía una maestra en tercer grado de escuela que tenía al hijo como alumno y era al que más marcaba. Nosotros tenemos que ser iguales con los gobiernos progresistas: no podemos dejar pasar una. Si hay corrupción, si se deja de lado a algunos sectores de la población, si no se asume con real plenitud el esclarecimiento de la verdad con la dictadura, si hay reticencia en seguir adelante con la lucha de los derechos humanos: la murga tiene que estar presente. Este año es uno de los espectáculos más fuerte de La Falta. El haber logrado la presencia de Malena D’Alessio ha sido fundamental porque ella estaba en una vereda paralela a la nuestra en cuanto a la denuncia y al trabajo; ahora nos juntamos, estamos en una misma calle, transitando juntos y es alucinante.

Luego de casi tres horas de show, La Falta comienza a anunciar la retirada, con los ojos puestos en las 200 presentaciones, en 40 noches, que implica participar en los tablados orientales donde sentirán latir el corazón de un pueblo.
Se van con una estrofa que parece una profecía: “Se va / se va la murga / aunque ya nunca / pueda decir adiós”.

(Publicada en el periódico Miradas al Sur, 6 de febrero de 2011)