viernes, 5 de septiembre de 2014

Un pueblo de película

ARTE COMUNITARIO TIMOTENSE

Comenzaron con un espectáculo que contaba la fundación del pueblo y con ese impulso saltaron al cine. Ahora van a filmar su hito más polémico: el secuestro de Aramburu.

Había una vez un pequeño pueblo que tenía un cine-bar. El dueño era un bonachón de 150 kilos que mezclaba las proyecciones y la gastronomía: paraba la cinta en medio de cada película, gritaba “intervaaaalo” e invitaba a la gente a que comiera y tomara en su bar. Luego reanudaba el film. Este padre del marketing moderno tenía un cómplice de 9 años, un pibe que vivía en la misma cuadra y en cada intervalo subía la inestable escalera de madera que separaba el bar de la cabina de proyección con dos helados palito que la mujer del dueño mandaba para él y su marido.
La historia no es una escena de Cinema Paradiso, el célebre film italiano; ni la historia de Alfredo y Totó, sus protagonistas; tampoco recrea la Sicilia de posguerra. Esta historia ocurrió, treinta años atrás en Timote, un pequeño pueblo del Partido de Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires, y los protagonistas eran El Gordo López, el dueño del cine, y Bruno Rodríguez, su compinche.
Los años pasaron. La familia López se fue de Timote; el cine El Moderno cerró sus puertas –en su lugar funciona un bar, “El Viejo Cine”– y Bruno Rodríguez me está convidando un mate, en su casa, mientras me cuenta la historia.
Bruno es veterinario pero ése no es el final de la fábula porque, además, se convirtió en el director de Arte Comunitario Timotense, el grupo con el que los vecinos decidieron contar su historia: ya hicieron una obra de teatro y una película sobre el origen del pueblo y están grabando escenas de su segundo film: la historia del asesinato de Aramburu en “La Celma”, una quinta de Timote.
En el pueblo ahora no hay cine pero los vecinos están de este lado de la pantalla: son los protagonistas.                                                                          
Hay legados que son de película.

PROTAGONISTAS DE SU HISTORIA
La historia de Arte Comunitario Timotense tiene un hecho fundante: el centenario del pueblo, en 2005. Varios vecinos se juntaron en una comisión para preparar los festejos. Allí Rodríguez propuso “hacer algo artístico para contar la historia de Timote”. Hubo quorum, así que convocaron a los que tuvieran ganas. Había entusiasmo pero poco tiempo: era enero y los festejos, en marzo. A la primera convocatoria fueron veinte de los 450 vecinos. Eran pocos, pero los suficientes para contagiarse el entusiasmo y tratar de desparramarlo a los demás. El mejor medio de comunicación del pueblo, de boca en boca, hizo el resto: la bola se corrió y noventa vecinos terminaron actuando en la fiesta del pueblo, con un espectáculo creado y sostenido comunitariamente que incluía caballos y carruajes en escena, ropas de época, un fortín y un rancho, música, danza, poesía: algo inédito. Fue un éxito. Como las películas que se pasaban en El Moderno.
Después del estreno, el elenco tuvo su celebración interna y en unas de ellas alguien dijo: “Es una lástima que esto se termine acá. Tendríamos que pensar en seguir”. La respuesta fueron funciones en Tejedor –cabecera del Partido–, y en Patricios, 9 de Julio, La Pampa: otros pueblos con grupos de teatro comunitario. Ésa fue la primera red que los abrigó y los potenció. Dice Bruno: “Cada presentación era un despliegue impresionante, éramos más de cien personas. Un tipo que tiene una empresa de transporte nos llevaba los caballos, la municipalidad nos daba dos micros para viajar… era un evento social porque se sumaban las familias”.
La obra –cuyo nombre es Y serás la patria, basada en el libro homónimo de otro timotense, el escritor José Adolfo Gallardou, padre del actor y director Claudio Gallardou (vicedirector del Teatro Nacional Cervantes)– cuenta la historia del pueblo: la fundación del fuerte “Capitán Timote” por el general Villegas, en el marco de la Conquista del Desierto, y la lucha del cacique Pincen, el último de los caudillos de los indios pampas.
La obsesión por la verdad histórica hizo que el grupo lograra ubicar, en Trenque Lauquen, al bisnieto del cacique, Lorenzo Cejas Pincen. “Me pongo en contacto con él y lo invito a participar de la obra, así que hicimos presentaciones  a las que vinieron la comunidad de indios pampas con el bisnieto en el papel de Pincen”, dice Bruno.
Cada función era un espectáculo artístico, histórico y reparador.

LOS FRUTOS
El hogar de Bruno Rodríguez se parece a él: es prolijo y plácido. Susana, su compañera, ceba mates. Delifna y Simón, sus hijos, se divierten en silencio. Afuera el viento sopla con intensidad. No sopla: sacude.
A la par del espectáculo teatral, decidieron sumar algunas escenas de cine para intercalarlas –en pantalla grande– en medio de la obra: un recurso que no sólo les permitía combinar ambas expresiones sino ordenar los cambios de vestuarios y maquillaje entre cada escena.
Con las primeras filmaciones hicieron un corto que se llamó Santillán, sobre un militar desertor de la Campaña del Desierto. Tanto se entusiasmaron que, finalmente, terminaron haciendo una película –Pincen, cacique de las pampas, sobre su historia– en la que actúan 160 de los 450 vecinos del pueblo: nadie quería perderse la posibilidad de protagonizar la fundación de Timote.
Bruno: “Ninguno de nosotros tiene la más mínima preparación. Ninguno estudió nada: ni guion, ni dirección, ni cámara, ni edición, ni teatro: son horas de esfuerzo”.
El esfuerzo logró convocar para la película al bisnieto del cacique, a Osvaldo Bayer –es antológica su escena en la que increpa a Roca por el genocidio contra los pueblos originarios– y a los actores profesionales Juan Palomino, Raúl Rizzo, Claudio Gallardou y Eduardo Blanco quienes actuaron a la par de los vecinos.
La película pone en el mismo lugar a actores profesionales y vecinos-actores para contar la lucha desigual del cacique Pincen frente al genocidio planificado por el gobierno central. Todo, fruto de una producción colectiva de gran ingenio y calidad. “El secreto es la continuidad, el compromiso y la seriedad de todos”, sostiene el director del grupo.
Así, se involucraron en la recuperación de la estación del ferrocarril, totalmente abandonada luego de que se desmantelara esa ruta. El abandono del Estado y la desidia se convirtieron, por la acción de los vecinos, en el Centro Cultural Comunitario: el punto de encuentro del grupo, pero también en el Museo Histórico Ferroviario, con muestras permanentes de la historia de Timote en general y del ferrocarril en particular. La sala de espera por momentos se convierte en microcine y, periódicamente, expone los trabajos realizados por quienes asisten a los diferentes cursos de Formación Profesional que allí dicta la Municipalidad.
Recuperaron el espacio y generaron trabajo: la labor de Arte Comunitario Timotense logró dos puestos para los vecinos: un coordinador del espacio y una persona encargada de la limpieza general. Los logros les dieron fuerza. Ahora están trabajando para que la vieja estación se convierta, además, en un lugar de hospedaje para ocasionales visitantes: en Timote no hay ninguno.
Además, en 2008, lograron rebautizar la plaza que llevaba el nombre del general Pedro Eugenio Aramburu, impuesto por el gobernador militar Ibérico Saint Jean, en 1980. Ahora lleva el nombre de Roberto Aldo Bordoy, un soldado fallecido en el hundimiento del crucero General Belgrano, durante la guerra de Malvinas. Para concretar el cambio, los vecinos hicieron una consulta en la que consiguieron más de 200 firmas de entre los 400 habitantes del pueblo. Con ese aval, llevaron un proyecto al Concejo Deliberante, donde la propuesta se aprobó por unanimidad.
La otra pelea en la que están involucrados es mejorar los 18 kilómetros del camino que une el pueblo con Tejedor, y que en cada inundación los deja aislados.

LOS MUERTOS QUE HABLAN
A mediados de 1970, Timote tuvo repercusión nacional: cuatro policías locales encontraron en la quinta “La Celma” el cadáver del ex dictador Aramburu, asesinado en un “juicio revolucionario” por la organización Montoneros tras la denominada “Operación Pindapoy” con la que se dieron a conocer. Aramburu fue ejecutado el 1° de junio, tras haber sido declarado culpable, entre otros hechos, del fusilamiento del grupo que había intentado un levantamiento contra la denominada Revolución Libertadora, en 1956; y de la desaparición del cadáver de Eva Duarte.
“La Celma” era una quinta de los padres de Carlos Ramus, uno de los integrantes de Montoneros. Hasta allí llevaron a Aramburu, Ramus, Mario Firmenich, Fernando Abal Medina y otro integrante de la organización, luego de secuestrarlo en su casa de Recoleta, el 29 de mayo de 1970. La historia aún despierta intensos debates entre los vecinos de la zona.
La polémica no impidió que Arte Comunitario Timotense haya decidido que ése sea el eje de su próxima película, que aspiran estrenar el año que viene cuando el grupo cumpla diez años y Timote 110. “Los vecinos tenemos el suficiente derecho a contar esta historia", sostiene Bruno.
El film buscará darle una impronta local, recurriendo a la memoria colectiva, y centrando la historia en el Vasco Blas Acébal, el casero de la propiedad que siempre juró no saber nada del secuestro y fusilamiento, y que apareció muerto dos meses después del asesinato de Aramburu. Según la autopsia, la muerte se produjo por un paro cardíaco no traumático, pero unos meses después un diario de Buenos Aires afirmó que había sido asesinado de un balazo. El cuerpo de Acébal fue exhumado y se comprobó que no tenía ningún orificio de bala.
Dice Bruno: “Poder plasmar en un espacio comunitario las inquietudes del lugar al que pertenecés, contando la historia con los personajes del lugar tiene un grado alto de emotividad. Esa emotividad aparece en nuestras producciones porque es cómo lo vivimos”.
Los vecinos se convertirán, otra vez, en protagonistas de su propia historia. Ésa es la fábula que eligieron para vencer al olvido: contarse a sí mismos.

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FB: Arte Comunitario Timotense


(Publicada en la revista MU, septiembre 2014)

Nuevos periodistas y comunicadores para nuevos medios

Presentación de la futura carrera de Comunicación de las Madres

En el marco del I Congreso de Comunicación y Periodismo tuvo lugar la presentación de la futura carrera de Comunicación de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.
El panel estuvo integrado por Gonzalo Seoane y Luis Zarranz, integrantes del equipo de Prensa Madres y responsables del diseño de la carrera; Germán Ibáñez, secretario académico, y Maricruz Méndez Karlovich y Alejandro Giuffrida, miembros del equipo técnico de educación del Senado de la provincia de Buenos Aires y colaboradores en el armado del plan de estudios.
Al comenzar, se informó que la carrera será una Licenciatura en Comunicación, de 5 años, con un título intermedio en Periodismo a los tres años de cursada.
Alejandro Guiffrida sostuvo que “es una carrera que plantea la dimensión de los derechos humanos de un modo transversal en todas sus materias. La idea no es generar filósofos comunicadores para que después debatan en círculos cerrados, sino profesionales que ejerzan la profesión y que estén formados en una dimensión en derechos humanos”.
Luego, Maricruz Méndez brindó detalles del Plan: “La licenciatura tiene 34 materias, todas cuatrimestrales, salvo dos espacios: Taller de Prácticas y Comunicación Comunitaria, que son anuales. Hablamos de una oferta académica donde lo territorial está muy marcado. Hay muchas propuestas que aspiran a la función social pero eso no se refleja en el plan de estudios, con diseños muy tradicionales que éste evitó. La Tecnicatura en Periodismo, en tanto, tiene 23 materias. La diferencia entre la tecnicatura –título intermedio– y la licenciatura es que durante la primera se van a abordar todos los lenguajes (radio, televisión, gráfica, digital y fotografía) y la licenciatura suma planificación, gestión e investigación”.
A su turno, Gonzalo Seone afirmó: “Lo que nos han pedido las Madres es que uno de los ejes sea que el periodista se forme en el territorio. Además, las Madres cuentan con una radio, una revista y un área de audiovisual: los estudiantes van a poder ejercer el periodismo desde que cursan”.
El secretario académico de la Universidad, Germán Ibáñez destacó que la carrera se ubica en la senda de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que interpela a todas las universidades: la comunicación atraviesa a todas ellas. Una ley por sí misma no transforma la realidad: es una herramienta, que es fundamental que ejerzamos para democratizar la palabra”.
Por su parte, Luis Zarranz trazó uno de los propósito de la carrera: “Formar historiadores del presente, que puedan leer la época, que puedan darse cuenta que una de las característica de la época es que los signos siguen siendo ilegibles cuando la lectura se aleja del territorio que los origina. Por eso esta carrera se plantea esta característica territorial, que a la vez es dual: el barrio a las aulas y las aulas a los barrios”. Además señaló que será importante “perder el miedo a postular disensos: romper la mentira del uni-verso, que como lo indica la palabra tiene una sola versión, y construir otros mundos posibles”.
La carrera de Comunicación tiene como eje construir un profesional con una sólida formación, guiado por los valores que caracterizan la histórica lucha de las Madres de Plaza de Mayo. En el diseño se postulan algunos espacios centrales como la formación técnica, gestión de medios, comunicación comunitaria, derecho a la comunicación, taller de prácticas y un observatorio de medios.
En ese sentido, una de las mesas del Congreso fue “Observatorio de medios” y contó con la presencia de Tomás Viviani, Co-Director del “Observatorio de Jóvenes, Comunicación y Medios” de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (UNLP); Alicia Ramos, directora de Investigación y Producción de AFSCA; y Cynthia Ottaviano, Defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Allí, Viviani brindó detalles del trabajo realizado en el estudio de seis diarios: La Nación, Clarín, Página/12, Tiempo Argentino, El Día y Hoy: Se preguntó: “¿Qué dicen los medios de los jóvenes? El 70% de las noticias los involucran en hechos de violencia: aparecen como delincuentes y víctimas”. “Los medios son unos de los actores que redistribuyen sentido. Analizar los medios es analizar la política, el territorio que nos permite dar la batalla por la transformaciones”, expresó.
Ottaviano remarcó la construcción de “la soberanía comunicacional, para dejar de ser dichos por otros”. La Defensora del Público sostuvo que “los observatorios son indispensables como herramienta de análisis pero también como un motor de políticas públicas”. En ese sentido, compartió detalles de un estudio realizado por el organismo a su cargo: “Observamos 13.029 noticias en la televisión abierta de Buenos Aires. Aproximadamente la mitad se dan sin fuente; 30,5 % son policiales y de inseguridad (entendida como la entienden los noticieros); sólo el 0,3 % noticias correspondían a derechos humanos. La mitad de todas las noticias observadas no tenían fuentes”.
Por último, Alicia Ramos, de quien depende el Observatorio de la Discriminación de Radio y Televisión que AFSCA gestiona junto con el INADI y el Consejo Nacional de las Mujeres, compartió algunos informes realizados y sostuvo: “Estamos frente a un cambio paradigmático en la comunicación y creemos que estas herramientas contribuyen a que se entienda a la comunicación como un derecho humano”.

(Publicada en la revista "Ni un paso atrás", septiembre 2014)

Multiplicar es la tarea

Apertura y cierre del I Congreso de Comunicación y Periodismo

Del 21 al 23 de agosto tuvo lugar el I Congreso de Comunicación y Periodismo, organizado por las Madres de Plaza de Mayo. Durante esos días se realizaron diversas actividades y se compartieron experiencias, opiniones y reflexiones. Aquí, una síntesis de la apertura y cierre del mismo.

Resumir todo lo que sucedió en el I Congreso de Comunicación y Periodismo organizado por la Asociación y la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo es una tarea inabarcable. No sólo por la riqueza inconmensurable de los intercambios, los debates y las exposiciones que hubo en las casi veinte actividades que tuvieron lugar durante tres intensos días, sino porque además los pasillos y los espacios entre cada charla fueron propicios para compartir experiencias y construir colectivamente un ámbito de comunicación: una voz propia, pluralizada y entusiasmada, capaz de producir sentido.
Muchísima gente –estudiantes, profesionales, del interior del país– participó activamente de la propuesta que impulsaron las Madres como un preámbulo de la futura Licenciatura en Comunicación que, si todo marcha como corresponde, se dictará el año próximo en la Universidad.
El I Congreso de Comunicación y Periodismo, cuyo eje fue “Para servir al pueblo, la comunicación”, se constituyó, a partir de lo ocurrido, en una experiencia interesante y un fornido cuerpo de recursos para la propia carrera. Las Madres han enseñado, a lo largo de sus 37 años de lucha, que es posible –y aconsejable– producir teoría a partir de la práctica. El Congreso fue una excelente posibilidad para ello.

La Plaza, un medio de comunicación
Como es costumbre en cada uno de los congresos que organizaron las Madres, el inicio fue en la Plaza de Mayo, junto a su habitual marcha de cada jueves. En el discurso, en el que también hizo uso de la palabra Nicolás Ernesto Maduro, hijo del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hebe de Bonafini lanzó la campaña: “Si defendés la educación, bórrate de Cablevisión”, en contra de la empresa que impide la incorporación de diversas señales en su grilla para no permitir la pluralización de la palabra.
En la Plaza, Luis Zarranz, integrante del equipo de Prensa Madres y uno de los organizadores del Congreso, sostuvo: “Las Madres nos están invitando a compartir tres días de jornadas para debatir, discutir, reflexionar, opinar, compartir ideas y proyectos y construir un espacio colectivo de comunicación. Gracias Madres por esta propuesta, por esta invitación y por haber creado en esta Plaza el mejor medio de comunicación que se repite todos los jueves desde hace 37 años”.

Otro parto colectivo de las Madres
Horas más tarde, se realizó, en el auditorio de la Universidad, la apertura formal con la presencia de Hebe; el secretario académico, Germán Ibáñez; el senador provincial Gustavo Oliva; el periodista Víctor Hugo Morales; y la abogada Graciana Peñafort, célebre por su participación en la audiencia pública en defensa de la Ley de Servicios de Comunicación.
Antes de que pudieran hacer uso de la palabra se repasaron las diversas adhesiones que recibió el I Congreso. Entre otras, las de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata; el ISER, las universidades nacionales de Entre Ríos, General Sarmiento, Avellaneda, Jauretche y Lanús. Y las declaraciones de interés de la Jefatura de Gabinete de Ministros  y los ministerios de Justicia y Derechos Humanos y Cultura. También, de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Al inicio, el senador de la provincia de Buenos Aires y ex rector del Colegio Nacional de La Plata, Gustavo Oliva, compartió su alegría por la actividad: “La verdad, es una gran responsabilidad estar al lado de la fuerza moral más fuerte que tiene la Argentina, las Madres de Plaza de Mayo. Si bien soy senador, soy profesor de esta querida universidad y eso me genera una responsabilidad aún mayor. Creo que si hay algo que tiene que ver con la futura carrera de Comunicación es cómo comunicamos lo que viene: la información es una cuestión estratégica en la visión de un pueblo”.
Oliva sostuvo que la información no era –no debía ser– una mercadería. “Al igual que la salud y la educación, es un derecho fundamental”, expresó y además afirmó: “Aspiro a que tengamos una comunicación que se milite y una militancia que comunique. La comunicación se constituye en un derecho humano que debemos resguardar y proteger”.
Tras él, el secretario académico de la Universidad, Germán Ibáñez brindó la bienvenida institucional al público presente y recalcó que “la comunicación tiene que ser entendida por los colectivos militantes como una herramienta fundamental”. “Vamos a tener la posibilidad de compartir los debates en torno a la democratización de la comunicación. La construcción y cristalización de monopolios de grandes empresas vinculadas a la comunicación audiovisual, que privatizan y capturan las palabras y la construcción de sentido, es una de las formas estratégicas de dominación del capitalismo global. Plantearse la democratización de la comunicación es una de las tareas fundamentales de cualquier proyecto de liberación”, agregó.
A su turno, el periodista Víctor Hugo Morales ponderó la iniciativa de la carrera de Comunicación: “Será formidable. La idea anida siempre en mí porque muchas veces llega un joven con un currículum y uno sabe de antemano que no será fácil incorporarlo. Jóvenes: no pidan tanto trabajo, sino traigan ideas. Ése es un resorte que está en el espíritu de lo que van a hacer las Madres: generar medios, generar ideas, desafíos”.
En ese tono, señaló: “Necesitamos tener una búsqueda sincera de la verdad y no generar un periodismo que se corresponda con intereses, con estos posicionamientos deleznables que hoy estamos padeciendo en la manera de ejercer el periodismo en América Latina y Argentina. Todos los días hay que mirar a los medios con una infinita desconfianza. Trabajan para vapulear el honor de las personas porque no pueden trabajar con verdades. Son representantes de un neoliberalismo que le ha hecho mucho daño al mundo”.
“El problema de los medios dominantes no es que piensen distinto, es que mienten y lo que no vale en esta profesión es la mentira. Lo que necesitamos es reforzar la idea de un periodismo mejor”, concluyó.
Posteriormente, Graciana Peñafort, directora de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Defensa y una de las redactoras de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual se desmarcó de ésta última categoría: “No creo ser coautora de ninguna ley. Si hay una fortaleza de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es que es un proyecto colectivo: surge de los principios de la sociedad civil, tiene el idioma perfecto de la democracia y de la construcción colectiva. Esta ley no tiene una única autoría, es la deuda que Argentina tenía consigo mismo”.
Además, sostuvo: “No es menor la creación de una carrera de Comunicación en una universidad que se define como popular. La ley lo que permite es que esta expresión de la comunicación popular tenga un espacio legítimo y de legalidad. Hasta su sanción, la comunicación popular no sólo no era legal sino que su persecución estaba perfectamente justificada por instrumentos democráticos”. La posibilidad de pensar la comunicación desde un lugar que encuentre en su raíz más profunda el concepto del otro es lo que hace tan importante esta creación de una nueva carrera”, añadió.
En otro tramo, indicó: “Hay un nuevo paradigma que defiende la comunicación como un derecho, no el mío, el de Víctor Hugo, sino un derecho social donde debatimos los aspectos públicos, un derecho colectivo. No sólo a decir sino a escuchar”.
Para finalizar, expresó: “Nadie cree que la información sea como el agua: incolora, inodora, insípida. No surge por generación espontánea ni es transmitida por máquinas que no tienen emociones, intereses, odios y amores. La comunicación es, efectivamente, un acto humano: uno comunica para el otro”.
A esta altura, el Auditorio Juana Azurduy desbordaba de público y muchos otros seguían los avatares de la actividad a través de la transmisión en vivo que realizaba Radio Madre-AM 530.
La Universidad estaba compartiendo uno de esos placeres supremos: la posibilidad de pensar y sentir en conjunto. Había algo en los rostros del público, de los oradores, de las Madres que estaban en primera fila: un lazo invisible pero fraternal que unía a todos y los hacía parte de un espíritu colectivo.
En esa atmósfera comenzó sus palabras Hebe de Bonafini, para señalar por qué las Madres le dieron tanta importancia a la comunicación: “Cuando nos secuestran los hijos no había forma de comunicarle a nadie lo que pasaba. Sin darnos cuenta, la marcha de la Plaza estaba diciendo algo. Cada jueves –nos llevaban presas, pero íbamos igual– era una manera de comunicarle al país que algo estaba pasando. Pero no lo hicimos consciente. Recién después de un tiempo nos dimos cuenta qué significaba, qué comunica el pañuelo. Pasaron 37 años. Ni se imaginan las cosas que hicimos. Hasta íbamos a las misas en La Plata, que estaba monseñor Plaza y cada dos personas que iban a comulgar se ponía una Madre y cuando el cura sacaba la hostia, decíamos: ‘Comulgo por mi hijo detenido desaparecido’. Y el cura decía: ‘No me rompa la liturgia’. Era lo que queríamos, para que la gente se enterara que  había desaparecidos”.
Fue entonces cuando el lazo entre el público se hizo visible: todos habían sido paridos por las Madres. La libertad de la que eran herederos, había dado luz gracias a la lucha del pañuelo blanco.
Hebe continuó contando las diversas formas de comunicar de las Madres. Y luego, expresó: “Los pueblos tenemos que inventar la comunicación cuando no existe en los medios. Ahora que, por la sangre de tantos, tenemos felicidad tenemos que ser valientes y animarnos a más cosas”.
“Las Madres fuimos mujeres que nos comprometimos con nuestros hijos y les juramos no abandonarlos nunca. Y dimos un paso más allá, socializamos la maternidad. Y otro, los empezamos a reivindicar como revolucionarios. La palabra ‘revolución’ es la que contiene más amor y no hay que tenerle miedo”, agregó.
Por último, señaló: “Estoy orgullosa de que tengamos esta carrera, ojalá que se apruebe pronto la creación del Instituto Nacional. Hace quince años que estamos peleando por esto. Cuando propuse este Congreso parecía una locura pero ahora es una realidad. Para sostener todo lo que tenemos hace falta la comunicación”, finalizó, entre aplausos, para dar por iniciado el I Congreso de Comunicación y Periodismo.
Todo el viernes y todo el sábado se sucedieron múltiples actividades que convocaron a renombrados periodistas y comunicadores, funcionarios con competencia en la materia, estudiantes, militantes, integrantes de medios sociales y comunitarios, etcétera.

Un cierre que abre posibilidades
El sábado por la tarde, finalmente, tuvo lugar el cierre del Congreso, con la presencia de la decana de la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata, Florencia Saintout; el presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, Martín Sabbatella; el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto; y Evel de Petrini, secretaria de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Una vez más, el auditorio de la Universidad fue testigo de una charla donde no cabía un alfiler. Pablo Caruso, director artístico de Radio Madre –que transmitió en vivo la totalidad del Congreso– fue el moderador.
Al comenzar, Florencia Saintout celebró el Congreso: “Debemos celebrar este tipo de encuentros que empezó el martes con el Pre-Congreso que se hizo en nuestra facultad, en La Plata, y celebrar el tiempo histórico de esta mesa”. “Hablar de periodismo y comunicación en este lugar que tiene todo el peso de lo que sucedió es muy fuerte. Todos sabemos que hay una historia del periodismo canalla que está ahí, en la mordedura de lo podrido, y eso también es parte de la historia. Nada del horror hubiese sucedido sin un periodismo que creó las condiciones –no de costadito, de actor secundario–, sino que fue actor protagónico–de que había un sector de la población que había que exterminar”, analizó.
Luego, expresó: “Madres nunca pensó en la comunicación por fuera de la historia o de la política. Ellas no eran especialistas en comunicación, ni mucho menos; la comunicación estaba enlazada a la vida, a las necesidades de la resistencia, a la lucha por la vida. Esos pañuelos, pañales, que comunican son maravillosos. La Madres comenzaron a hablar de uno de los principios básicos que tiene la comunicación que es el otro, las Madres dijeron ‘El otro soy yo’. El otro no debe despertar miedo, porque si no aparece la política de la reja, la idea de encerrarlo. Cuando el otro es la esperanza del amor, aquello que completa y hace el lazo, el otro permite vivir juntos, soñando la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo”.
Luego, Martín Sabbatella expresó: “Tengo el honor de que la Presidenta me haya convocado para esta tarea en el AFSCA, continuando lo hecho por Gabriel Mariotto. Sé que la historia no empieza cuando uno llega y no termina cuando uno se va. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es una herramienta necesaria para anclar territorial y socialmente la comunicación, que sirve para democratizar la palabra, para federalizarla, para hacer esto que ustedes estuvieron debatiendo en este Congreso”.
“La Ley viene a democratizar la palabra y para eso tiene dos grandes ejes: la construcción de nuevas herramientas comunicacionales: nuevas radios, canales, señales y productoras de contenidos en el conjunto del territorio nacional que permitirán que el pueblo pueda tomar la palabra; y enfrentar las tendencias monopólicas, la concentración mediática, las posiciones dominantes que lesionan la libertad de expresión y que impiden que emerjan el conjunto de voces. No hay democracia posible sin no hay democratización de la palabra. Los grupos mediáticos se dedicaron a mentir y nada de lo que decían que iba a pasar con la Ley finalmente ocurrió.  Hay que festejar que se haya logrado que cuando la gente prende la televisión o la radio le pone un signo de pregunta a lo que vio o escuchó”, finalizó.
A su turno, el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, expresó: “Hebe y la ley de medios es prácticamente lo mismo. En esta casa, con Néstor Busso y tantos compañeros, tuvimos múltiples reuniones para discutir los pasos a seguir. Aquí se decidió una marcha espectacular en donde más de 60 mil personas caminaron desde el Congreso hasta la Plaza de Tribunales. Ahí Hebe dijo una sumatoria de verdades que permitieron seguir avanzando, porque todo hacía suponer que ya había un fallo en donde perdíamos por goleada y esa movilización, ese pueblo en la calle, encontró, con Hebe a la cabeza, el vértice de la organización de la conciencia que se fue expresando en los foros”.
Mariotto señaló, además su alegría por participar en el Congreso, al que calificó como “antesala de la carrera de Comunicación que va a tener la Universidad de las Madres, que es ejemplo de lucha porque nadie le pide a las Madres que hagan las cosas. Sin embargo, ellas van al frente porque tienen la misión de seguir ilustrando y marcándonos el camino. Entonces una radio, una universidad, la próxima carrera y la cantidad de otras actividades que realizan, son maravillosas”.
La última oradora del I Congreso de Comunicación y Periodismo fue Evel de Petrini, “Beba”, quien expresó: “Queremos agradecer a todos los que han formado parte de este gran Congreso que, aunque sea el primero, es muy importante y no me cabe duda de que seguirá siéndolo. A los chicos que lo organizaron, que pusieron tanta dedicación, tanto empeño, tanta demostración de que se puede, que hay esperanza en chicos jóvenes que hacen y lo hacen bien. Eso nos levanta el ánimo a las Madres”.
En ese sentido, Beba señaló: “Las Madres sabemos que es mentira que no hay jóvenes buenos, que es mentira que no están en la política, que son todos chorros, que la juventud está depravada. Cuando se llevaron a nuestros hijos y salimos a la calle, lo hicimos con un convencimiento: el compromiso de hacer lo que a ellos no le permitieron. Eso fue levantar su lucha, sus banderas y ese orgullo inmenso de haber parido a esos hijos”.
“Esos hijos –continuó– que a la vez nos parieron a nosotras, nos enseñaron una forma de vida diferente, de amor al otro, de trabajo, de solidaridad. Eso se grabó en nosotras y está adentro nuestro y hace que las Madres jamás pensemos muertos a nuestros hijos: no están muertos. Nuestros hijos están con nosotras, les hablamos, conversamos con ellos, miramos sus ojos y sentimos su voz, que es lo más difícil de recordar. Ellos no están sólo en esas fotos, están acá, están en la Plaza, nos dicen: ‘Anda por acá’, ‘anda por allá’, ‘esto está mal’, ‘esto está bien’”.
En otro tramo de sus palabras, y en medio de cientos de aplausos, “Beba” afirmó: “Cuando la vida te enseña que no tiene que haber miseria, que tiene que haber trabajo, que no debe haber niños con hambre, que no debe faltar la educación, te cambia todo. Gracias a Néstor Kirchner los pibes, como nuestros hijos, pelean por eso. Ustedes, jóvenes, tienen una oportunidad que no tuvieron los nuestros: luchar en un gobierno que permite que esto se haga. No lo pueden desperdiciar, no se queden sentados esperando: peleen por lo que quieren, peleen por un buen periodismo, por periodistas que digan la verdad, que trabajen bien e informen como deben informar. Eso se logra luchando. No hay mejor forma de lograr las cosas que luchando, siempre con amor, al otro y sobre todas las cosas, con amor al país”.
No fue ése el punto de final del Congreso. Tras las palabras de Beba germinaron cientos de aplausos y el convencimiento de que es posible –ahora, no mañana–convertir todo lo que se haga en herramientas aptas para construir formas de comunicación humana que recuperen su sentido: establecer relaciones humanas.

(Publicada en la revista "Ni un paso atrás", septiembre 2014)

Ser o no ser (cabulero)


Por Luis Zarranz
Vaya a saber en qué momento de la vida, un hincha de futbol –usted, yo, su vecino– adopta determinadas cábalas frente a un partido de futbol del equipo del que es hincha.
Siempre es difícil recordar cuándo empiezan estas cosas, pero un día te encontrás poniéndote la misma ropa, sentándote siempre en el mismo lugar y repitiendo los mismos pequeños actos que te convierten en preso de tus propias mañas: los ritos que los fanáticos como yo repetimos con el convencimiento de que lo contrario implicará perder el partido.
Sé que las cábalas no tienen ningún sustento racional, pero fanatismo y racionalismo son dos palabras que rara vez quedan bien cuando se las une. Pero por si preguntan, sí, sé que antes de patear al arco ningún jugador sabe si estoy vestido como siempre, si dos horas antes mandé la frase “esta tarde tenemos que ganar” a un grupo de whatsapp, o si en la tribuna me senté a la izquierda de dos amigos: no hay manera de que ni él, ni el rival, sepa si cumplí cada uno de los ritos que me autoimpongo.
Lo sé.
Pero los hago igual.
Peor aún: me dirán que qué pasa si cumplo mis cábalas y, tal vez, el de al lado, en un acto de distracción, no las haga. No lo sé, pero a mí me tranquiliza lo que hago yo con mis cábalas, no la de los demás: el placer del deber hecho.
No recuerdo, he dicho, la primera vez que comencé con estas mañas, pero sí, que tenía siete años cuando escuchaba los partidos con un auricular enorme y espacial frente al minicomponente que había en mi casa, que gritaba los goles de la misma manera –un grito y un salto para tocar con la mano izquierda el marco superior de la puerta– y que cuando nos atacaban repetía “juira”, “juira”, como un mantra, para evitar el peligro.
Lo cierto es que durante el último Torneo Final, en el que River fue campeón, fui a la cancha en nueve de sus diez partidos de local. Por supuesto –creo que sobra decirlo– que el partido que no pude ir (por laburo) perdió.
Los otros nueve, los que fui, los ganó todos. A todos ellos fui con una boina y dos camperitas deportivas. No me importaba si hacía calor o frío: la vestimenta era la misma.
El último partido era clave: River debía vencer a Quilmes para salir campeón. Estaba tan ansioso que la noche anterior empecé a preparar el atuendo y no podía encontrar la boina: la busqué incansablemente, como no soy capaz de buscar otra cosa.
De casualidad, le pregunté a mi mujer si la había visto. Casi muero cuando me dijo:
–Se la presté hoy a Sole, porque el hijo necesita una boina para actuar.

Sole es una amiga que ve de vez en cuando y, eso, frente al poco tiempo que había, agravaba la situación. No sé cómo evité el infarto. A veces me duele el pecho cuando recuerdo la escena. Sandra no sabía que esa boina era parte de la cábala –era un rito muy mío– y ni siquiera comprende el fanatismo de un hombre racional para el resto de las cosas de la vida.
El caso es que faltaban menos de diez horas para el partido y la boina no estaba donde debía. Sandra aceptó, incómoda, mandarle un mensajito a Sole para pedírsela y yo me ofrecí a buscarla donde ella indicara.
El domingo a la mañana amaneció soleado: era una señal. Fui hasta el Triangulo de Bernal, cerca de su casa y a media hora de la nuestra, recuperé  el amuleto, le presté otra boina a cambio y llevé una docena y media de facturas para compensar la molestia.
Todo el tiempo supe que era un exceso de mi parte, pero ni así pude evitarlo: jamás me hubiese perdonado asumir el riesgo de ir a la cancha sin la boina, sin respetar la cábala.

Ese día, River ganó 5-0 y salió campeón del torneo. Los jugadores hicieron todo lo que había que hacer y los cabuleros, también.

(Publicada en la revista "Al Margen", septiembre-octubre 2014)