miércoles, 5 de septiembre de 2012

Poeta de sí mismo

Por Luis Zarranz
Camilo Blajaquis es un seudónimo, un nombre irreal, inventado, pero es alguien tan real como la mañana. Si los nombres de las cosas son convenciones sociales que poco tienen que ver con la esencia a la que se refieren –llamamos mesa a la mesa, mariposa a la mariposa y árbol al árbol porque acordamos llamarlos así y no porque las palabras mesa, mariposa y árbol tengan relación con esa cosa que nombran– es válido, entonces, elegirse un seudónimo para nombrarse a sí mismo.
César González no solo eligió un nuevo nombre: eligió volver a nacer. Y en ese parto gestó un sustantivo propio que lo definiera, una herramienta –la poesía– para expresarse y una conciencia de clase como sustento para mirar (y pararse) ante la sociedad.
En 1989 dijo buen día al universo: había nacido. Tal vez el mundo no le devolvió el saludo, con esa manera tan propia de tratar con indiferencia a los hijos del pueblo. Nació y creció en la Villa Carlos Gardel, Partido de Morón, oeste del conurbano bonaerense. A los 16 cayó en cana por participar, cómo cómplice, de un secuestro extorsivo. Pasó cinco años, cinco eternos años, en situación de encierro: de instituto en instituto, incluyendo dos penales de adultos. En ese infierno sufrió lo que sufren las personas privadas de su libertad: el horror. Increíblemente allí, en ese depósito de seres humanos donde se violan los más elementales derechos, hubo un golpe de magia. Patricio Montesano, que voluntariamente daba clases de magia dentro de la cárcel, le acercó libros, lo trató como persona y le trasladó varias inquietudes políticas.
Uno de esos libros fue “De Ernesto al Che”, de Calica Ferrer, que le hizo un click. Comenzaron las preguntas y los porqué: por qué nací en una villa, por qué tuve que ser pobre, por qué tuve que nacer en un contexto de mierda, por qué tuve que saber a los 7, 8 años que existe la cocaína, el porro y que vivo en un barrio donde eso es frecuente y la cultura es ésa.
Estaba naciendo Camilo Blajaquis.
El seudónimo es un homenaje al revolucionario cubano Camilo Cienfuegos y al militante sindical Domingo Blajaquis, asesinado en Avellaneda en 1966, hecho relatado por Rodolfo Walsh en el libro "¿Quién mató a Rosendo?".
Así define él mismo a las dos identidades que habitan su mismo cuerpo: “César González fue un numero más del sistema hasta que despertó, era un pibe chorro que quería el brillo de la ropa de marca para sentirse alguien, que creció entre violencia, dolor y muerte, que sobrevivió a seis balazos y cayó en cana, que estando en cana despertó y se dio cuenta de que el sistema está hecho para que los pobres además de pobres sean ignorantes, explotados y se maten con sus propios hermanos, porque policía y ladrón provienen del mismo barro y son esclavos del mismo patrón. César González cayó preso, algo muy normal en un barrio marginal: uno desde que sale de la panza sabe que va a caer preso en algún momento porque no hay muchas propuestas para la gente de la villa, nadie quiere que un villero sobresalga de ser una cifra para rellenar las libretas de los trabajadores sociales y los prontuarios policiales. César González es un hijo de la injusticia, que engendró un poeta en medio de la muerte, en donde lo que abundaba era desesperanza; ahí invente mi seudónimo, para darle nombre al nuevo ser, consiente de la desigualdad y de la potencia del arte”.

LA VENGANZA ES SER FELIZ
César/Camilo ahora tiene 23 años. Está escribiendo su tercer libro, de poesías y ensayos. Antes publicó "La venganza del cordero atado" y “Crónica de una libertad condicional”. El título del primer libro hace referencia al disco “Lobo suelto/Cordero atado” de Los Redonditos de Ricota y, al igual que los discos de esta banda, fue ilustrado por el dibujante Rocambole, que también puso su arte a la portada del segundo. Sobre el libro que está escribiendo, dice: “Lo voy a enviar al premio Casa de las Américas a ver si me lo publican, ya que no tengo editorial”.
Además de escribir sus libros, Camilo integra el colectivo que hace la revista ¿Todo piola?, revista de cultura “marginal”, y trabaja en la Dirección de Arte y Cultura del Municipio de Morón, donde organiza talleres literarios en la Villa Carlos Gardel, donde actualmente vive, y en otros barrios del municipio.
Para muchos, la historia de Camilo es interesante porque muestra cómo un pibe chorro pudo cambiar lo que, parecía, era su destino seguro. Desde los sectores más rancios de la sociedad hasta el progresismo más amplio la idea del pobre que se rescata y se integra a la sociedad prende como una mecha de pólvora. No es esa la potencia que encarna la vida de Camilo sino la toma de conciencia que le permitió responder(se) en términos políticos buena parte de su historia. Y usar la poesía como herramienta para canalizar y expresar esas ideas.

Propuestas
¿A donde estamos?
¿en el reino de lo falso?
un poco de amor y todo cambiaría
más alegría habría menos balazos impactarían
sobre la piel de todos los indefensos.

podrán rechazarme o decir que soy ejemplo
pero yo se bien cual fue el argumento
abrazar al otro mientras me pegaba
no sentir odio por los que me odiaban
me sentí tan lleno y tan resplandeciente
que hasta las rejas del momento se asustaron
y retrocedieron de a uno todos mis miedos 

con sangre de mis venas puse en la pared
poesia es la salida
poesia es pura vida

 ahora el que quiera atacarme
se va encontrar con un escudo de amor
que no lo rompen ni las balas de teflón
me quebraron una, dos, tres, mil veces también
llevo las heridas abiertas en la piel
fueron muchas las caidas
pero fueron más las levantadas

¿consiente o inconsciente?
no recuerdo bien.

(Blog de Camilo Blajaquis, www.camiloblajaquis.blogspot.com.ar)

MÁS QUE PIOLA
“‘¿Todo piola?’ es la revista que inventé estando encerrado, en la cual me encargo de publicar textos de gente de villas y que están presos, para demostrarle a la sociedad que de la villa pueden salir verdaderos artistas y no sólo obreros para la fabrica, o chorros para llenar los minutos de los noticieros. Tratar de brindarles una herramienta a los chicos para que puedan expresarse libremente, sin ninguna limitación académica y sin ningún mecanismo de poder vertical en el medio”.
Camilo habla de la revista con pasión. “¿Todo piola?” se transformó en un colectivo autogestionado, independiente, autofinanciado. Pibes de barrio escribiendo sobre temas profundos: política, cultura del trabajo, etc. En ella no hay rango: todo se discute democráticamente.
Con esas fórmulas se consolidó como un vehículo para expresar su mirada sobre el mundo, ese que muchas veces echa una mirada condenatoria para los pibes de los barrios.
En la lista de referentes por la obra que hicieron en su vida Camilo incluye a Jesucristo, Gandhi, Bob Marley, la Madre Teresa, Malcom X, Rodolfo Walsh, Evita, el Che, Camilo Cienfuegos, Patrice Lumumba y su “amigo Patricio”. Así lo nombra.
En el plano artístico nombra a filósofos como Spinoza, Deleuze y Foucault y Nietzsche; poetas como Artaud, Baudellaire, el “Indio” Solari, García Lorca, Oliverio Girondo, Cortázar, Jim Morrison, Shakespeare, Bucoswky.

Ciudad panóptica
El escenario es un colectivo
el aire que se respira es tristeza
no hay peor cárcel que la mirada del otro.
Miran por la ventanilla
y sus miradas se pierden.
Desean ser otra cosa
pero les divierte este caos.
Llego a mi destino y me bajo.
Me espera una reunión de
intelectuales de turno.
Sus ideas agarraron un piquete
a mi los piqueteros me dejaron pasar.
Antes que ahogarme decido marcharme.
Vuelvo al lugar donde mejor me refugio
busco esa cueva donde nadie me encuentre.
Ahí, donde puedo ser.
Ahí, donde no obedezco.
En la soledad, en el único consuelo.
Lo que observo es que hay mucho anhelo
se anhelan caricias, se anhela verdad.
Hasta las veredas sufren por
esa multitud que se queja de la lluvia
porque moja su ropa nueva
porque los retrasa en el trabajo..
Aunque el mundo es mas grande de lo que dicen
percibo que nos achicaron el tiempo...

(Ciudad panóptica en “La venganza del cordero atado”)

FRASES DE GRAFITI
El profesor de magia, la lectura, la poesía, lo volvieron a parir. No, no fue el encierro. Hay un mensaje peligroso cada vez que se dice que lo que aprendió “lo aprendió adentro”. No fue la cárcel la que lo rescató. Fue el arte. En el encierro, los guardias le pegaban por leer y escribir. En otra entrevista dijo: “Recibí piñas, me quebraron los tobillos, me rompieron un diente; sufrí miles de requisas por leer y escribir. Me di cuenta de que la sociedad prefiere que los pibes roben, que se droguen antes que accionen y piensen. Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba”.
La última oración es para repetir: “Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba”.
Es una frase que merece un grafiti. En Buenos Aires, en Bariloche o en la Carlos Gardel.
Sobre el encierro y sus alrededores tiene esto para decirle a la sociedad: “En la cárcel todo es oscuridad, dolor, crujir de dientes, el infierno real: te verdeguea el Servicio Penitenciario, te verdeguean los psicólogos, los trabajadores sociales y todo el aparato judicial, los defensores del Estado nunca ganan un juicio; el juicio de un pobre dura minutos y el del rico dura años y nunca hay un culpable”.
A su contundencia poética, le agrega un lúcido análisis. César/Camilo habla también sobre la red de “contención” (¿a quién contienen de qué?) que se arma supuestamente en favor de las personas privadas de su libertad: “Los psicólogos convencen a los pibes de que son culpables de todo el mal de la sociedad, así que hay que resarcir a la gente poniendo el lomo para el látigo. La clase media necesita del chorro, así tiene alguien con quien agarrársela y no hacerse cargo de la miseria”.

VIOLENCIA (ES MÁS QUE) MENTIR
Así define la sociedad: “Es un teatro de artificialidades, mientas más brille tu superficialidad, más aclamado serás. Todo es violento: los pibes son violentos, cuando roban si tienen que matar lo hacen; la tele es violenta incitando a tratar a las mujeres como si fueran trapos; la publicidad es violencia y la que invita a los pibes a robar porque todo se mueve bajo el ‘ser es tener’, todos corren atrás de eso, todos quieren el poder, de un lado y del otro; están los que quieren el poder económico y están los que quieren el poder del ego, el poder saber, aquellos que creen que un título les garantiza la impunidad de opinar sobre todo”.

ARTE Y PARTE
En el encierro lo atrapó la poesía. No le pegó como los policías. Hay pocas palabras que dicen tanto como cuando se dice que algo te cambia la vida. Eso hizo el arte con él. “Es una caja llena de magia, de salud y nuevos valores de vida, un puente hacia una mejor humanidad, una forma de acercarse más a la esencia natural de los seres humanos”.
De esa forma nombra a la poesía que lo parió.

A la naturaleza
Alguien pensó como sufren los árboles
cuando los torturan,
y los mutilan
sin poder gritar su dolor.
O la tristeza que tiene el mar
cuando lo bañamos
de todas las mierdas existentes.
O cómo se ahoga el aire
cuando lo llenamos de porquerías.
Alguien se puso a pensar alguna vez
en el miedo que nos tiene la muerte
o cómo nos odia el amor
por romperle tanto las pelotas.
Yo sí pienso en esas cosas.
Pienso en lo frío de la soledad del sol
en la eterna virginidad de la luna,
en la relación amorosa del viento y las hojas
y en que la lluvia
es el momento
en que el cielo y la tierra
tienen un orgasmo.

(A la naturaleza, en ““La venganza del cordero atado”)

COCCIÓN SIN RECETA
César/Camilo terminó, en el encierro, la escuela secundaria y ahora está cursando Filosofía en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde –como en todas las universidades– no abundan los pibes de los barrios, más bien todo lo contrario. Eso le permite reflexionar: “Uno nace en una villa, de la villa a la fabrica o el camino del malandreo, de ahí a la cárcel o al cementerio: la vida de un pobre no tiene muchos lugares para movilizarse. Muchos villeros mueren sin ver una obra de teatro en acción o el recital de una gran banda. El arte es negado para los villeros, y cuando intentan acercarse los artistas los subestiman siempre: debe ser sumiso y es alguien que no sabe nada. Y esto pasa en el progresismo, que siempre intenta rescatar a los villeros con una receta estricta, sin dejar lugar para la creación o la emancipación de ideas: un villero es siempre un sujeto de estudio, no un sujeto político activo”.
No tiene una receta para que las cosas cambien. No la tiene: su mundo no se basa en recetas mágicas. El cambio que busca y quiere poner en práctica no se resuelve con trucos de magia. O sí, quién sabe. De alguna u otra manera fue un mago, sin trucos, sin galera, el que le mostró una luz en medio del túnel negro. La varita mágica de Camilo Blajaquis es el arte, la poesía y el amor como propuesta política: “La situación no va a variar hasta que se modifique la tabla de valores, hasta que el dinero no deje de ser nuestro dios, y hasta que comprendamos que en el amor se halla salida y es la propuesta política más interesante y que puede traer mejores resultados al mundo”.
Eso dice.

Pronóstico reservado
Escupo.
No sé si dolor, no sé si verdad.
Escupo.
Quizás trueno, quizás poesía.
Relámpagos, alumbran relámpagos.
El aire se espesa, la tierra se humedece.
Se presiente la lluvia, el ataque de las gotas.
El cielo tiene ganas de escupir:
Quizás su dolor, quizás su verdad,
Quizás construye con truenos su mejor poesía.
Empezó
a
llover.
Ahora el agua perfora los detalles,
el rebaño se esconde,
le teme a la lluvia,
dice que le hace recordar a la naturaleza,
y la naturaleza es el enemigo,
por eso hay que pisotearlo
y abandonarlo en un recuerdo lejano.
Llueve más fuerte
El ejército de las gotas acribilla el asfalto,
Manosea transeúntes y deja que sus victimas
Se fuguen por las alcantarillas.
¡llegó el viento!
¡acariciando a los arboles!
¡penetrando a la lluvia!
De repente se esconde, se refugia,
se deja atrapar por los edificios.
¿No te da pena la soledad del viento?

(Pronóstico reservado en “La venganza del cordero atado”)

(Publicada en la revista "Al Margen", Bariloche, septiembre 2012)

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