Por
Luis Zarranz
“Nicaragua… el
sueño de una generación”, estrenada el pasado 19 de julio en el Cine Gaumont al
cumplirse exactos 33 años de la Revolución Sandinista, es un interesantísimo
film sobre la participación de “internacionalistas” argentinos en dicha gesta
popular.
En ese sentido, la
película resulta un hallazgo: los testimonios de diversos militantes –la
mayoría de ellos exiliados de la Argentina– constituye un plus al material de
archivo, animaciones y noticieros de época que componen una trama atractiva y
profunda, capaz de abordar una de las transformaciones sociales
latinoamericanas más audaces.
El 19 de julio de
1979 la lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el pueblo
de Nicaragua lograron lo que un tiempo antes parecía una quimera: derrocar la
dictadura de Anastasio Somoza, que se mantuvo 43 años en el poder con el apoyo
de Estados Unidos. Comenzaba, entonces, unos de los procesos latinoamericanos
más apasionantes de revolución política, social y económica, inspirada en el
ejemplo del Augusto César Sandino, asesinado en 1934, una vez más, con el apoyo
de Estados Unidos.
“Nicaragua…el sueño
de una generación” propone, entonces, un viaje permanente entre el pasado y el
presente (por ende, también, con el futuro en una región donde los procesos
destituyentes siguen vivos, tales los casos de Paraguay y Honduras). Es un ida
y vuelta nostálgico pero a la vez, o quizá por eso, esperanzador.
Los testimonios,
entre otros, de Felisa Lemos, médica rural, directora de Epidemiología,
docencia e investigación del área del Cuá Bocay; Pola Augier, miembro del ERP
que llega a Nicaragua pocos días después del triunfo de la revolución, se suma
a las milicias populares y es puesta al frente de la Policía Sandinista; y de Jorge
Denti, miembro del grupo Cine de la Base que luego de la desaparición de
Raymundo Gleyzer parte al exilio y registra el proceso revolucionario con
varios documentales, se amalgaman con las campañas de alfabetización y de
recolección del café que exponen el gigantesco entusiasmo popular para
construir una sociedad más justa.
“Un pueblo en
revolución es un pueblo que pone lo mejor que tiene”, se dice en un momento de
la proyección para dimensionar el esfuerzo colectivo. La Patria Grande en su esfera
más profunda tras el triunfo de la Revolución cubana.
La película, una
producción de Andrés “Gato” Martínez Cantó y ADART Producciones, dirigida por
los jóvenes Roberto Persano y Santiago Nacif, logra su cometido. En palabras de
los realizadores: “Traer a la luz este proceso revolucionario y los fuertes
lazos solidarios que se vivieron intensamente entre pueblos latinoamericanos,
cosa que nos permite pensar los actuales intentos de la región por retomar una
posición continental autónoma, libre y soberana. Recuperar la memoria de la
revolución sandinista es entonces recuperar la lucha por un mundo más justo”.
(Publicada en la revista "Ni un paso atrás", agosto 2012)
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