domingo, 5 de agosto de 2012

La revolución permanente

Por Luis Zarranz
“Nicaragua… el sueño de una generación”, estrenada el pasado 19 de julio en el Cine Gaumont al cumplirse exactos 33 años de la Revolución Sandinista, es un interesantísimo film sobre la participación de “internacionalistas” argentinos en dicha gesta popular.
En ese sentido, la película resulta un hallazgo: los testimonios de diversos militantes –la mayoría de ellos exiliados de la Argentina– constituye un plus al material de archivo, animaciones y noticieros de época que componen una trama atractiva y profunda, capaz de abordar una de las transformaciones sociales latinoamericanas más audaces.
El 19 de julio de 1979 la lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el pueblo de Nicaragua lograron lo que un tiempo antes parecía una quimera: derrocar la dictadura de Anastasio Somoza, que se mantuvo 43 años en el poder con el apoyo de Estados Unidos. Comenzaba, entonces, unos de los procesos latinoamericanos más apasionantes de revolución política, social y económica, inspirada en el ejemplo del Augusto César Sandino, asesinado en 1934, una vez más, con el apoyo de Estados Unidos.
“Nicaragua…el sueño de una generación” propone, entonces, un viaje permanente entre el pasado y el presente (por ende, también, con el futuro en una región donde los procesos destituyentes siguen vivos, tales los casos de Paraguay y Honduras). Es un ida y vuelta nostálgico pero a la vez, o quizá por eso, esperanzador. 

Los testimonios, entre otros, de Felisa Lemos, médica rural, directora de Epidemiología, docencia e investigación del área del Cuá Bocay; Pola Augier, miembro del ERP que llega a Nicaragua pocos días después del triunfo de la revolución, se suma a las milicias populares y es puesta al frente de la Policía Sandinista; y de Jorge Denti, miembro del grupo Cine de la Base que luego de la desaparición de Raymundo Gleyzer parte al exilio y registra el proceso revolucionario con varios documentales, se amalgaman con las campañas de alfabetización y de recolección del café que exponen el gigantesco entusiasmo popular para construir una sociedad más justa.
“Un pueblo en revolución es un pueblo que pone lo mejor que tiene”, se dice en un momento de la proyección para dimensionar el esfuerzo colectivo. La Patria Grande en su esfera más profunda tras el triunfo de la Revolución cubana.
La película, una producción de Andrés “Gato” Martínez Cantó y ADART Producciones, dirigida por los jóvenes Roberto Persano y Santiago Nacif, logra su cometido. En palabras de los realizadores: “Traer a la luz este proceso revolucionario y los fuertes lazos solidarios que se vivieron intensamente entre pueblos latinoamericanos, cosa que nos permite pensar los actuales intentos de la región por retomar una posición continental autónoma, libre y soberana. Recuperar la memoria de la revolución sandinista es entonces recuperar la lucha por un mundo más justo”.


(Publicada en la revista "Ni un paso atrás", agosto 2012)

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