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jueves, 5 de junio de 2014

El gendarme mundial


El fútbol no es un deporte popular en Estados Unidos. El desempeño de la selección en los mundiales siempre fue opaco. La especialidad del país es autoproclamarse juez del mundo.

Por Luis Zarranz
Estados Unidos es la primera potencia política, económica y militar del mundo. Siempre se ha sentido el juez del mundo, con el derecho de dictar órdenes a todos los demás países y con autoridad para desoír las que le competen.
Uno de los países que históricamente más ha sufrido el acoso imperialista estadounidense ha sido Cuba. El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba desde 1960 es el más largo en la historia de la humanidad y es la expresión más elevada de una política carente de legalidad y legitimidad y deliberadamente diseñada para provocar hambre, enfermedades y desesperación en la población cubana.
La Asamblea General de la ONU ya aprobó 22 resoluciones consecutivas para que se levante la medida. La respuesta estadounidense fue un silencio atroz. En la última votación 188 países votaron a favor del fin del bloqueo y sólo Estados Unidos e Israel se opusieron a la resolución. Micronesia, Palau y las Islas Marshall –tres países satélites del dominio norteamericano– se abstuvieron.
¿Qué pasaría si la misma resolución de la ONU fuese para Bolivia, Ghana o Honduras? El orden mundial es, en realidad el poder de las grandes potencias para decirles al resto lo que deben hacer.

LOS CINCO QUE SON MILLONES
En septiembre de 1998, cinco cubanos fueron arrestados en Miami acusados de trabajar en territorio estadounidense al servicio de la inteligencia de una nación extranjera. El gobierno de Cuba argumentó que envió a estos cinco agentes únicamente para infiltrarse en grupos terroristas y así obtener información acerca de futuros actos de este tipo contra Cuba, y poder prevenirlos.
Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González fueron acusados de conspiración para cometer espionaje. Un detalle: el gobierno de Estados Unidos nunca los acusó de espionaje real ya que no les fue incautado ningún documento clasificado. Fueron juzgados en Miami, donde la historia de hostilidad contra el gobierno cubano hizo imposible la realización de un juicio justo.
El proceso duró más de seis meses, convirtiéndose en el más largo en Estados Unidos hasta ese momento. Cuando el caso estaba a punto de ser presentado al jurado, el gobierno reconoció por escrito que había fracasado en probar el cargo de conspiración para cometer asesinato impuesto a Gerardo Hernández. Sin embargo, el jurado, encontró culpables a los cinco de todos los cargos, luego de una intensa presión por parte de los medios de prensa locales.
Las sentencias fueron: Antonio Guerrero: 22 años de prisión; Fernando González: 18 años de prisión; Gerardo Hernández: dos cadenas perpetuas más 15 años de prisión; Ramón Labañino: 30 años de prisión; René González: 15 años de prisión.
El 9 de agosto de 2005, un panel de tres jueces de la Corte de Apelaciones revocó sus veredictos al considerar que no tuvieron un juicio justo en Miami. En una acción inusual, el Gobierno solicitó a los doce jueces de la Corte de Apelaciones revisar la decisión del panel. Exactamente un año después, la Corte revocó por mayoría la decisión de los tres jueces originales.
El 2 de septiembre de 2008 la Corte de Apelaciones de Atlanta ratificó los veredictos de culpabilidad de los Cinco. Ratificó las sentencias de Gerardo Hernández y René González, y anuló las sentencias de Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino, por considerarlas incorrectas, enviando nuevamente a la Corte de Distrito de Miami los casos de estos tres últimos para ser re-sentenciados.
En 2009, en la Corte de Distrito de Miami se realizó la audiencia de re-sentencia de Antonio Guerrero: la propia Jueza que le había impuesto una cadena perpetua más 10 años, se vio obligada a admitir que no existía evidencia. Sin embargo, le impuso una pena de 21 años y 10 meses en prisión más 5 años de libertad supervisada. Las sentencias de Fernando González y Ramón Labañino también fueron modificadas: la sentencia original de Fernando (19 años) fue modificada a 17 años y 9 meses en prisión, mientras la de Ramón (1 cadena perpetua más 18 años), fue reducida a 30 años en prisión.
Los años han pasado. Fernando y René González cumplieron la totalidad de la condena y regresaron a Cuba pero mientras sus compañeros continúen en prisiones norteamericanas se seguirán considerando prisioneros.
El presidente estadounidense y Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, tiene en sus manos la posibilidad de terminar con ambas injusticias: el fin del bloqueo y la libertad de prisioneros cubanos. Al negarse, demuestra que la matriz imperialista yanqui va más allá del color de piel de quien ejerza la presidencia.

(Publicada en la revista "Al Margen", junio-julio 2014)

martes, 6 de junio de 2006

EnCUBAndo Sueños

En las últimas cinco décadas, Cuba ha sido un Faro para vastos sectores de latinoamericanos pero el Poder la ha tratado siempre como una leprosa. Aún con sus gigantescas contradicciones, la Isla sigue resistiendo el incesante acoso imperial y su pueblo sostiene empecinadamente la luch, pese al sacrificio que eso implica.

Por Luis Zarranz
Cuando, finalmente, el avión tocó suelo cubano y la ansiedad se apoderó de nuestro cuerpo, sólo había espacio para dos certezas: no nos alcanzarían dos semanas para comprender el proceso que hace casi medio siglo lleva adelante este país; y sea como fuere, no seríamos los mismos al volver. Soberbia aparte, (me confesaré en misa dominical), no nos equivocamos.
Cuba tiene el encanto suficiente como para hacer de cada uno que pisa esa tierra y está más  tiempo con la gente que en las cadenas de hoteles, otro distinto. En cada esquina esconde una sorpresa; sobre cada baldosa floja puede haber un abrazo; una sonrisa hospitalaria detrás de cada saludo. Cuba sorprende a cada instante y ese instante se almacena en la memoria y viaja con uno siempre, a todos lados.
La “isla de la dignidad” está repleta de aromas, ritmos, sabores, historias, contradicciones, conversaciones, imágenes, cuerpos, voces, autos antiguos, bailes. Quizás sea el clima tropical, uno no lo sabe, el que genere esa alegría, ese clima festivo, colectivo, ese bullicio constante. Asombra la exuberancia de sensaciones que se pueden encontrar en cada rincón. La “culpa” la tienen, pura y exclusivamente, los cubanos, pueblo hospitalario si los hay. (Y más cuando uno revela que es argentino, y la referencia al “Che” Guevara y Maradona, se hace instantánea, y provoca ciertos privilegios)...

Una cosa de todos
Perderse en La Habana es tan común como placentero. Caminar esas calles aromatizadas sin mayor rumbo que el que decidan nuestros pies resulta un ejercicio alucinante. Una gigantesca ciudad, enorme, superpoblada, que tiene clima de barrio. La calle como ámbito colectivo: hay una gigantesca apropiación comunitaria de los espacios públicos. Sea de día o de noche, en la vereda se come, se juega a las barajas, se ve la tele, se conversa animadamente. A toda hora hay gente en las puertas de las casas, de donde provienen voces y temas de salsa o hip-hop. En la calle transcurre el día a día, comunitariamente.
Quienes llegamos provenientes de sociedades que exaltan el individualismo como virtud tenemos un gigantesco impacto al ver el sentido comunitario que impregna en muchas actividades cotidianas. Los que tienen carros, por ejemplo, levantan a la gente que en las horas pico se para en las esquinas a “coger botella”, (hacer dedo), debido a que el transporte público es pésimo, como en toda Latinoamérica.
La sensación que se tiene al recorrer La Habana vieja, es el de una urbe recién salida de la guerra. Muchas casas antiguas a punto de derrumbarse, algunas apuntaladas y otras que no aguantaron y cedieron. El propio Gobierno reconoce que en la capital el problema habitacional es grave y urgente, por eso destina una parte de los recursos para mejorar ese déficit pero, como pasa en muchas comarcas de este continente; los recursos, recursan. Los habaneros cuentan que el drama ocurre porque mucha gente fue a vivir a allí en busca de las divisas del turismo y eso la hizo colapsar. En otras ciudades la cosa cambia: abundan las construcciones antiguas pero se mantienen en óptimas condiciones, como en la hermosa Trinidad o en la bahía de Cienfuegos, donde estuvimos.

Salvavidas de plomo
Cuba vive, no obstante y pese a todo, un intríngulis que está dado por el “efecto turismo”. El turismo es el principal recurso del país pero también un salvavidas de plomo. Genera divisas pero impone la sociedad de consumo. Necio sería atribuirle la culpa a la llamada “industria no contaminante”, (que contamina costumbres, sin embargo). Lo correcto pasaría por reflexionar sobre las enormes diferencias y la grieta que abre en la sociedad. Como pasa en Bariloche, y en tantos otros lugares que viven de los viajes de los demás, el turista suele tener mayores poderes y atribuciones que el nativo.
En Cuba esas diferencias son ampliamente visibles. El Estado niega lo que ofrece. Ofrece habitaciones confortables pero prohibidas para sus propios habitantes, ofrece taxis con aire fresco, imposibles para los cubanos. “Se mira y no se toca”. Nada de distinto a quererse comer un jabalí frente al Cerro Catedral. ¿Cuántos pueden darse ese lujo? En el país caribeño la ley hace visible lo que en Argentina “invisiblemente” niega el mercado y las desigualdades.
Una propina de cualquier sueco o alemán por una cena bien servida equivale a un mes de trabajo de un maestro, de un taxista, o de cualquier otro. Muchos llevan en su auto a un par de turistas aunque eso sea considerado ilegal. “Si nos para la Policía le dicen que son amigos míos”, pide José.  “Les decimos que te secuestramos”, respondemos con picardía. “Si les dicen que me secuestraron me llevan preso a mí, a ustedes no porque son turistas”, acota.
Cuba soporta una situación económica angustiante debido a que es un país escasísimo en recursos. Así y todo el Estado es mucho más inclusivo que en cualquier otra nación Latinoamérica. La educación y la salud son efectivamente gratuitas. La desocupación es casi inexistente y se brega un desarrollo en función de principios solidarios. Pero como en nuestro suelo, lo que se gana alcanza para poco y nada. Por esto, algunos cubanos deciden emigrar con el imaginario de un mejor pasar. Los yanquis pretenden hacernos creer que la gente huye por diferencias políticas. Huyen como se van los pibes de acá: con la idea de ganar más dinero en otras latitudes.

Pequeño gigante
Es admirable la valentía de ese país chiquito y tan capaz de grandeza. Cuba, por tamaño, ubicación geográfica y cantidad de habitantes, debe ser comparado con países como Jamaica, República Dominicana y Haití. Todos, pequeñas islas perdidas alrededor del Mar Caribe. El resultado de esa odiosa comparación permite tomar dimensión de que en Cuba las mayorías viven muchísimo mejor que las mayorías de cualquier otro país. La pregunta es cómo pudo y puede lograr niveles de desarrollo tan elogiables siendo una isla que soporta desde hace 40 años un bloqueo asfixiante y asesino.
Esos son los valores de la Revolución que su población está decidida a defender a capa y espada y que tiene internalizados. No les sobra nada pero tienen dignidad como para exportar (y lograr superavit).
La mejor manera de solidarizarse con esa lucha es emprender una semejante en nuestro país. Por más que suene maximalista, Cuba se hará más fuerte, (nosotros mismos), si somos capaces de organizarnos para decidir nuestro destino, sin tanto complejo.
Dejamos Cuba, pensando en volver. En volvernos a perder y a encontrarnos. Cuba es una hermosa isla para naufragar.
No le dijimos “hasta la vista, baby”. Sólo “Hasta la victoria, siempre”.


MURALLAS
Los cubanos soportan un bloqueo intolerante que poco a poco está matando la fuerza y el fervor revolucionario. Un cerco que imposibilita la práctica de una serie de libertades necesarias. Y se sabe: pocas cosas salen bien sino se las ejercita a menudo. Hay otro bloqueo, también, igual de asesino.
El primer bloqueo es el que impone la burocracia e imposibilita el disenso y el pensamiento critico. Una muralla invisible que elimina cualquier debate. El segundo es propiciado por Estados Unidos con el propósito manifiesto de liquidar a la población entera. Un genocidio a gran escala que tiene complicidad internacional

(Publicada en las revistas Al Margen (Bariloche), Mate Amargo (Buenos Aires), entre otras, luego de viajar a la isla, en abril de 2006, junto al colectivo radial de Mate Amargo y sus oyentes)