sábado, 3 de mayo de 2008

No es tu culpa

El domingo pasado se cumplió un año del asesinato de Jorge Galbán Plaza, uno de los testigos del crimen de Andrea Viera. Eugenia, hermana de Andrea y una luchadora incansable para lograr justicia en el caso, no puede evitar sentirse responsable del crimen, por no haberlo protegido lo suficiente. No hubo palabra, hasta ahora, que mitigue esa culpa. Esta nota es otro intento más.

Por Luis Zarranz
   Es tan macabra la impunidad, tan asesina, que trabaja sobre la culpa del sobreviviente. No en pocas ocasiones, éstos se sienten responsables por no haber tomado las precauciones necesarias, por no haber protegido a un ser querido frente a determinado peligro. “¿Por qué no me pasó a mí?”, es la pregunta que tortura a muchos sobrevivientes, buscando una explicación que les alivie la culpa.
   El pasado domingo 27 de abril se cumplió un año del asesinato de Jorge Galbán Plaza, uno de los testigos principales del crimen de Andrea Viera, asesinada en la comisaría 1º de Florencio Varela en mayo de 2002.
   Eugenia, la hermana de Andrea, es una incansable luchadora en este caso y en otros tantos, donde se ha solidarizado por el mismo objetivo: Justicia. Desde el momento mismo del asesinato de su hermana se puso a recolectar pruebas, organizar escraches, recorrer juzgados, brindar testimonio, solidarizarse con causas similares. Todo, en medio del intenso dolor que significa un hecho de esta calamidad.
   Fue Eugenia, precisamente, la que logró acercar a Galbán Plaza a la causa judicial para que declarase todo lo que vio y escuchó aquella noche del 10 de mayo en la comisaría de Varela. Cuando a él lo asesinaron para que no aportase a la investigación todo lo que sabía, Eugenia acompañaba a su propio hijo que estaba internado a la espera de una prótesis por una fractura de tibia y peroné tras un accidente de tránsito. La prótesis, impagable para cualquiera que esté leyendo estas líneas, tardó una eternidad en llegar debido a la burocracia estatal.
   No hay palabra capaz de lograr que Eugenia no se sienta responsable por la muerte de Jorge. En su esquema de valores sin precio ella entiende que no supo protegerlo. Que ella lo metió en la causa que significaría, luego, su asesinato.
   Por eso escribo esta nota. Porque no supe o no pude encontrar una palabra eficaz, una que le dijera que no es ella la responsable de su muerte. Por eso escribo: para contar su historia y para ver si la palabra escrita es más efectiva que la verbal.
 
   Galbán Plaza fue asesinado hace un año. El 27 de abril se cumplió, también, un año sin novedades en la causa. “Hablé telefónicamente con la Secretaria del fiscal Darío Provisionatto de Florencio Varela: me dijo que la causa está en trámite y que se encuentra en la Procuración, a cargo de la Dra. Falbo. No tuve otra respuestas”, me dice Eugenia.
    Aquel 27 de abril, José Galván Plaza, fue encontrado muerto en un descampado de esta localidad del Conurbano, asesinado con un tiro en la sien. Este hombre de 33 años iba que atestiguar en un próximo juicio en contra del policía Marcelo Aquino, uno de los responsables de las torturas en la Comisaría 1º de Varela que significaron la muerte de Andrea Viera.
   Según Luis Valenga, abogados querellante, el asesinato del testigo fue “un crimen mafioso”. “No descarto que entre los autores haya policías bonaerenses en actividad o exonerados. Fue una ejecución impecable con un claro mensaje mafioso porque no quedaron huellas y tuvieron la logística necesaria para dejarlo en una zona descampada muy poco conocida. Además tuvieron la posibilidad de simular un suicidio plantándole el arma en la mano porque José era zurdo y por ese lado entró la bala, pero no lo hicieron", señaló.
   Galbán Plaza, de 31 años, estaba preso en la comisaría 1º de Florencio Varela cuando el 10 de mayo de 2002 la policía torturó a golpes, en esa seccional, a Andrea Viera y su pareja Gustavo Cardozo, luego de ser detenerlos por error como delincuentes que escapaban de un robo y de un tiroteo.
   Andrea murió 12 días más tarde en el hospital Mi Pueblo, a raíz de los tormentos sufridos mientras estuvo detenida en la seccional. Cardozo pudo sobrevivir y para la Justicia semejante hazaña ni significó nada: ningún efectivo fue condenado por las torturas que recibió él.
   En el juicio por el asesinato de Andrea, Galván incriminó a Marta Jorgelina Oviedo, la autora material del crimen, condenada a reclusión perpetua en su domicilio. Sí: perpetua en la casa. El dato que convierte el asombro en perplejidad no se ha dicho aún: Oviedo tiene, apenas, algo más de cuarenta años.
   “Yo no sospecho de nadie, directamente digo que fueron policías los que mataron a (Jorge) Galbán Plaza, ya que él los había señalado como los que torturaron a mi hermana”, sostiene Eugenia.
    Ella misma cuenta que Galbán Plaza había sido amenazado antes, durante y después del juicio, y que además tenía una causa iniciada contra uno de los policías imputados, el oficial Marcelo Aquino. Galbán quería atestiguar sobre las torturas contra el esposo de Andrea, que no se consideraron en el primer juicio. Pero el asesinato impidió su objetivo.
   El cadáver del testigo fue hallado dentro de una zanja, en un camino de tierra que lleva a la tosquera de Sacarpatto, cerca del barrio Pepsi, en Florencio Varela, a unos 200 metros de la ruta provincial 36.
   El balazo que lo mató tenía entrada por la sien izquierda y salida por la derecha. En el lugar donde apareció el cuerpo no había signos de lucha, ni demasiada sangre, ni marcas de arrastre en el suelo, lo que confirma que lo asesinaron en otro sitio. El fiscal que investiga el crimen tiene varias hipótesis, entre ellas la de la venganza.
   La autopsia dice que lo mataron en otro lugar y que luego llevaron el cuerpo al descampado donde apareció. Le pegaron un tiro en la sien desde muy cerca, cuando estaba sentado. Usaron un arma de grueso calibre, una 38 o una 9 milímetros. El disparo lo hicieron “desde una distancia muy corta”. El cuerpo apareció boca abajo y bien vestido: zapatillas rojas, de buena marca, pantalón jean azul, remera roja y campera. Tenía una pulsera en una de sus muñecas y aritos. Como queda claro, el robo no fue el móvil del homicidio.
   Galván Plaza tuvo custodia policial durante un mes, a partir del 12 de junio de 2006, cuando comenzó el juicio por la muerte de Andrea Viera. “Cuando terminó el juicio, pidió que le retiraran la custodia, que era de la Policía Bonaerense, porque no se sentía cómodo”, cuenta Eugenia.
   Además agrega: “El gobernador de la provincia en ese entonces, Felipe Solá, nos recibió en su despacho y a Galbán Plaza lo felicitó por la valentía con la que había actuado al denunciar a los policías”.
   Uno de los datos más contundentes contra la cabo primera Oviedo, única condenada por el caso Viera, fue aportado por Galbán Plaza. Fue él quien aseguró que la oficial, después de la golpiza a la que fue sometida Andrea Viera, le confesó que ella “sólo le había pegado seis patadas”. También le comentó, en tono confidencial, que esa noche “se les había ido la mano”. Como consecuencia de los golpes, Andrea Viera fue internada, en estado de coma, en el hospital Mi Pueblo, de Florencio Varela, donde falleció el 22 de mayo de 2002.
    El 10 de julio pasado, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Quilmes condenó a la ex Cabo Primero Oviedo a prisión perpetua por las torturas seguidas de muerte de Viera, pero absolvió, por beneficio de la duda, a los otros cuatro policías imputados.
   Galbán Plaza había señalado que, días después de lo ocurrido con Viera, el oficial Aquino se presentó en las celdas para amenazar a los detenidos: “A ustedes les gusta abrir la boca. Ahora se la van a tener que bancar”. Todos los detenidos dijeron, luego, que los amenazaron de muerte y que Aquino era uno de los que más golpeaba a los presos.

Será Justicia
   Andrea Viera, de 25 años, viajaba en un colectivo de la línea 324 junto a su pareja, cuando decidió bajarse en una parada no habitual porque se sentía mareada y con nauseas. Según su hermana, Andrea estaba embarazada y por tal motivo sentía esos malestares, tan comunes en los primeros meses de gestación. Los forenses nunca pudieron confirmar semejante detalle.
   Andrea y su esposo, Gustavo Cardozo, se sentaron en un pilarcito para ver si ella podía sentirse mejor. Al instante, más de cuatro patrulleros con policías fuertemente armados se acercaron y dijeron: “Acá están”. “Es ella y está herida” (sic). Viera y Cardozo fueron llevados a la Comisaría 1º de Florencio Varela y fueron brutalmente golpeados y torturados. Andrea murió 12 días después en el Hospital, producto de los golpes recibidos. Gustavo pudo sobrevivir.
   El hecho, uno más de los innumerables casos en los que la Policía Bonaerense aparece implicada, revela que lejos de ser caso aislado se corresponde a una practica habitual: perseguir, torturar y asesinar gente pobre.

   Eugenia tuvo la enorme valentía de salir a la calle, de denunciar con nombre y apellido, de acercar testigos, de batallar mil y una veces frente a jueces irrisorios. La conocí en una marcha tres días después de la masacre de Cromañón. Le hice la misma pregunta que a todos los que ese día marchaban soportando un intenso calor, dolor, desesperación y angustia. Me dijo que marchaba para pedir Justicia por el crimen de su hermana y que era el mismo Estado el asesino de los pibes del boliche de Once.
   Desde entonces hemos compartido varias actividades, charlas, marchas y correos electrónicos. Aunque se desdoble y multiplique esfuerzos para que la impunidad no quede impune, no puede dejar de sentir culpa por no haber protegido a Galbán Plaza como hubiese querido.
   No, no es tu responsabilidad, Euge, por más que sea lógico que así lo sientas.
   No. Son ellos los culpables. los asesinos. Es parte de su objetivo que nos hagamos cargo de sus muertos. No les demos el gusto.
   Asesinaron a Galbán, no porque no lo hayas cuidado, sino porque no soportaron que alguien dijera con todo detalle qué hacen con los presos.
   Estos tipos hacen lo que quieren y quieren lo que hacen. Lo que no quieren es que se divulgue. 

(Publicada en el sitio "Jaque al Rey", 3 de mayo de 2008)

No hay comentarios:

Publicar un comentario