Un coronel
prófugo de la Justicia ,
acusado de crímenes de lesa humanidad, dirige en las sombras una empresa de
seguridad privada. Un caso testigo del Reino del Revés, en un país donde la
seguridad privada aparece como una divinidad.
Por Luis Zarranz
“Vamos a ver
cómo es el reino del revés”, dice en varios pasajes la canción para niños que
compuso hace ya varios años María Elena Walsh. Que sea una letra para pequeños
y que tenga sus años, no impide que describa a la perfección la situación aquí
narrada.
Sólo en el Reino
del Revés es posible que un prófugo por delitos de lesa humanidad sea director
de una agencia de seguridad privada. Y éste es el caso. Aldo Álvarez fue jefe de
Inteligencia del V Cuerpo, compañero de promoción y amigo del represor Ramón
Camps. Desde las sombras controla Alsina SRL, una agencia de seguridad privada
en la que fue gerente hasta 1998 y dueño hasta marzo de 2000, cuando le cedió
las acciones a su yerno aunque, en las sombras, sigue con el control hasta el
día de hoy.
Nueve meses
antes de marzo de 2000, fecha en la que Álvarez se desprendió de las acciones, en
la provincia de Buenos Aires se había sancionado la Ley 12.297 que, entre otras
cosas, inhabilita a poseer o integrar las empresas a represores indultados o
impunes por las leyes de impunidad.
Pero, en el
Reino del Revés, Álvarez no se dio por aludido. Y la Justicia , mucho menos.
La seguridad
privada (y la Justicia
también)
Según las leyes
vigentes, el personal en actividad de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y
organismos de Inteligencia tienen prohibido trabajar en empresas de seguridad
privada. Pero, en el Reino del Revés, la ley se diluye y es birlada con
contratos “en negro”. La mitad del personal de las 850 empresas registradas en
la provincia de Buenos Aires tienen contratados a sus empleados bajo esta
modalidad, doblemente ilegal.
El dato lo
difundió el Ministerio de Seguridad provincial hace un mes, cuando intervino la Dirección Fiscalizadora
de Agencias de Seguridad Privada en respuesta al aumento de robos en los countries. La cantidad de agentes
privados registrados en la provincia llega a 45 mil hombres, apenas 6 mil menos
que la Policía
Bonaerense.
En el Reino del
Revés, ninguna ley nacional impide que ex miembros de grupos de tareas de la dictadura
tengan ejército propio, con uniforme y escudo, al servicio de quien esté
dispuesto a contratarlo. Tan solo el decreto 1002/99, con el que se buscó crear
una instancia federal de control dependiente de la Secretaría de Seguridad
Interior que nunca llegó a concretarse, permite que el Archivo Nacional de la Memoria objete a los
candidatos a poseer o integrar las agencias. Pero su opinión no es vinculante
para las direcciones fiscalizadoras.
Aldo Mario
Álvarez fue jefe del Departamento II Inteligencia del Cuerpo V de Ejército
entre 1974 y diciembre de 1977. Ante la Justicia declaró que estuvo abocado a la guerra
frustrada con Chile y permaneció ajeno a "la tarea antisubversiva".
Sin embargo, el oficial que manejaba la picana eléctrica en La Escuelita , el campo de
concentración donde Álvarez tenía voz de mando, admitió que dependía "del
coronel Álvarez" y el que comandaba a los grupos de secuestradores confesó
que las informaciones sobre los blancos las suministraba el G2 o Jefatura II.
Egresado del
Colegio Militar de la Nación
como oficial de informaciones, cuando se produjo el Golpe de Estado de Juan
Carlos Onganía ya era jefe del departamento "Actividades
Psicológicas" del Estado Mayor de Ejército. Pasó por la SIDE y en 1974 fue destinado
a Bahía Blanca hasta diciembre de 1977. Tres meses después se retiró.
Durante los años en que dirigió el Cuerpo V
secuestró, torturó y fusiló a gusto. Por su actuación durante la dictadura,
Álvarez declaró ante la
Cámara Federal de Bahía Blanca en 1987 y trece años después,
durante el Juicio por la
Verdad. En ambas declaraciones negó su participación en
secuestros y torturas. Sin embargo, sus propios subordinados lo contradijeron y
lo signaron como responsable y aseguraron recibir órdenes de él
La indagatoria
de Álvarez en 1987 duró cinco días. La Cámara Federal lo
procesó por privaciones ilegales de la libertad calificadas y agravadas, y le
dictó falta de mérito por homicidios, lesiones y tormentos mientras seguía
acumulando pruebas. Como corresponde en el Reino del Revés, en 1988 la Corte Suprema de
Justicia lo benefició con la ley de Obediencia Debida.
En 2006 los
fiscales Antonio Castaño y Hugo Cañón pidieron su detención por todos los
delitos de lesa humanidad cometidos por el Cuerpo V entre 1975 y 1977. En el Reino
del Revés, por su edad de 81 años, el coronel Álvarez tiene derecho a gozar de prisión
domiciliaria. Sin embargo, está prófugo.
Desde vaya a
saberse dónde, este prófugo maneja una empresa a cargo de sus testaferros y cuya
razón es dar “seguridad”.
María Elena
Walsh no debe conocer el caso. Sin embargo, varios años antes se lo imaginó: “Un
ladrón es vigilante y otro es juez”, escribió con absoluta lucidez.
(Publicada en el sitio "Jaque al Rey", 7 de marzo de 2008)
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