jueves, 12 de febrero de 2015

La marcha de la impunidad

Resulta que un grupo de fiscales y jueces convocan a una “marcha del silencio” para el próximo 18 de febrero, en homenaje a Alberto Nisman. Tienen todo el derecho del mundo a homenajear como quieran al fiscal fallecido, pero no a tomarnos por tontos. Con aparente inocencia y total descaro, pretenden hacernos creer que se trata de una movilización de “la gente”, una convocatoria apolítica, un simple homenaje. ¿Por qué, entonces, la marcha tiene como epicentro esta Plaza, frente a la Casa de Gobierno?
¿Hay algo más político que un grupo de jueces y fiscales marchando en silencio a Plaza de Mayo?
¿Existen movilizaciones que no sean políticas?
La respuesta es no.
La respuesta es que es una marcha profundamente política, cuyo propósito es apuntar los cañones contra el Gobierno como instigador de la muerte de Nisman. Y más aún: la respuesta es que los jueces y fiscales convocantes, marchan por un silencio equivalente a la impunidad: la suya propia.
Varios de estos jueces y fiscales obstruyeron la investigación de los encubrimientos en la causa AMIA.
Uno de estos fiscales tenía una carpeta con fotos de niños, niñas y adolescentes de bajos recursos y la utilizaba para hostigarlos, estigmatizarlos y criminalizarlos. Además les presentaba esas fotografías a quienes habían sido víctimas de un delito para inducirlas a culpar a los vecinos de Villa Mitre.
Uno de estos fiscales asiste, en cada elección, al bunker del PRO, a festejar con globos amarillos y canciones de moda, el desempeño electoral de Mauricio Macri y sus amigos.
Uno de estos fiscales fue viceministro del Interior de José Luis Manzano e intervino en el irregular ingreso al país de los traficantes de armas y primos políticos de Menem, Monzer y Ghazan Al-Kassar.
Uno de estos fiscales tiene un expediente disciplinario ya que aparece en grabaciones ordenadas por el juez Ramos Padilla, conversando con un comisario corrupto, al que le sugiere cómo aliviar su situación, con ayuda de un juez federal que también convoca a marchar en silencio.
Uno de estos fiscales fue desplazado por hacer concursos de ingresos de personal no transparentes.
Uno de estos fiscales es el candidato de Sergio Massa a la Procuración General.
Uno de estos fiscales es un férreo oposito de la reducción de penas de las personas privadas de su libertad y, por eso, se opone al nuevo Código Penal por considerarlo “garantista”.  
Uno de estos fiscales fue relevado de la Unidad Fiscal para la Investigación del Lavado de Dinero ya que no había avanzado con ninguna causa.
Uno de estos fiscales fue el que estuvo a cargado de la causa de La Tablada, donde fueron torturados y desaparecidos varios compañeros y todavía no hubo justicia.
Uno de estos fiscales encubrió el abuso sexual contra una menor cometido por el yerno de su amigo.
Uno de estos fiscales encubrió la causa de Río Tercero, la venta ilegal de armas, el Narcogate; el mismo fiscal, el que investigó a la familia Pomar en lugar de encontrar la camioneta que estaba a la vera de la ruta.
Uno de estos fiscales es jefe de seguridad del Club Boca Juniors. Está documentada su interacción con integrantes de la barrabrava del club: reuniones en su despacho con personas que en ese mismo momento estaban prófugas de la Justicia. Esta misma persona fue ministro de Seguridad bonaerense y su objetivo fue darle “mayor poder de fuego” a la Bonaerense, la policía experta en desaparecer y asesinar jóvenes de los barrios marginales.

Los casos podrían seguir in eternum. Se podría decir que la lista de delitos e irregularidades que involucra a los jueces y fiscales que convocan a la marcha del 18 es infinita. Y que cada dato demuestra quiénes son y qué intereses representan. Pero, además, cabe preguntarse por qué estos jueces y fiscales nunca, jamás, convocaron a una marcha en homenaje, por ejemplo, los 30.000 desaparecidos. ¿No se sintió interpelada la corporación judicial por la búsqueda de Justicia en casos como la Masacre de Famatina, la de Margarita Belén o, por nombrar sólo algunos, la desaparición de “Paco” Urondo, Raymundo Gleyzer o por las tres Madres que luchaban por la aparición con vida de sus hijos? ¿Por qué no homenajearon a Darío Santillán y a Maximiliano Kosteki? ¿Por qué no convocaron a marchar en homenaje a Ezequiel Demonty, obligado a morir ahogado en el Riachuelo por la Policía? ¿No los conmovió la desaparición de Luciano Arruga o los muertos del 19 y 20 de diciembre de 2001?

La respuesta, otra vez, es NO.
La respuesta es evidente: esta “marcha de silencio” busca callar estos antecedentes. Ellos lo saben aunque no lo digan: el silencio es la peor impunidad.


(Leída el jueves 12 de febrero de 2015 en Plaza de Mayo, tras la habitual marcha de la Asociación Madres de Plaza de Mayo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario