viernes, 5 de octubre de 2007

Lenguas para tu boca


El II Congreso de laS LenguaS realizado en la Facultad de Medicina de la UBA enfatizó el respeto por la identidad, la diversidad cultural y el rescate de la memoria histórica como fuente de interpretación del presente y base de construcción de un futuro mejor. Cuatro días de paneles, debates, expresiones culturales, participación de individuos de diversos pueblos y lenguas, para decir que hay tantas realidades como voces que la nombren.

Por Luis Zarranz
    “La capacidad de resistencia de los pueblos, transmitiendo y comunicando con nuestras lenguas, en esta diversidad cultural, es de una riqueza fantástica”. Las palabras del Premio Nóbel de la Paz y uno de los organizadores del Encuentro, Adolfo Pérez Esquivel, retumbaron en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde se realizó, entre el 18 y el 21 de julio, el II Congreso de laS LenguaS.
   Fueron varias las buenas noticias que el Encuentro dejó como resultado. Una de ellas, sin dudas, fue la notable participación en talleres, conferencias y mesas redondas de individuos de pueblos diversos y distintas lenguas.
   Esta interculturalidad abrió espacio al intercambio, al conocimiento de otras realidades, otras identidades, otros espejos en los que es apto y preciso mirarse. 
   ¿Cuál es nuestra raíz? ¿Cuál es nuestro origen? ¿Qué hacemos aquí? ¿Hacia dónde queremos ir? Las preguntas flotaban en un aire menos denso que de costumbre, más puro. La identidad, el ejercicio de la memoria, lo colectivo por sobre lo individual fue parte de este Congreso de laS LenguaS, que ya desde su nombre dio cuenta de la interculturalidad que en él se daba cita.
   Un integrante del pueblo mapuche por allí, un aymara venido desde Bolivia por acá, vascos, guaraníes, algún estudiante porteño, todos y cada uno gritaron “presentes” para pensar, debatir, reflexionar y tender líneas de acción en torno a las lenguas y la Educación, los Derechos Humanos, la Identidad, la Memoria, los Medios de Comunicación, las cuestiones de género, entre otros muchos otros ejes.
   Con la intención de crear un espacio para la diversidad se dio lugar a un foro de reflexión y debate en torno de las políticas lingüísticas. Este espacio de interacción de  culturas y experiencias, que se ha constituido en una clara demostración de lo que puede la fuerza popular, ha promovido la defensa de la autodeterminación lingüística como un Derecho Humano inalienable.
    El I Congreso de laS LenguaS surgió en respuesta al III Congreso de la Lengua Española, en la ciudad de Rosario, en el 2004. Por tal motivo, diversas organizaciones decidieron agruparse para organizar aquel primer encuentro en defensa del derecho a la autodeterminación lingüística de los pueblos de Iberoamérica.
   Así, un colectivo heterogéneo de instituciones académicas, organizaciones sociales y de derechos humanos, comunidades aborígenes, movimientos de empresas recuperadas, de documentalistas, etc; se reunieron para demostrar y, sobre todo para demostrarse, que las utopías pueden no ser quimeras si se está dispuestos a accionar para hacerlas realidad.
   Organizado por el Equipo de Pueblos Indígenas del Serpaj (Buenos Aires), el Instituto de Artes Contemporáneas de Rosario “Icaro”, el Movimiento de Documentalistas, la Cátedra de Etnolingüística, la Agrupación LaS LenguaS, Docentes en el Congreso de LaS LenguaS y la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la UBA; el II Encuentro tuvo al Premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel como el principal referente y encargado de su apertura.
   “Muchos autores consideran que el siglo XXI será el siglo de los conflictos culturales y ya no, como el siglo XX, el de los conflictos entre sistemas políticos y económicos. Acordamos con esta idea, —dicen los responsables de la convocatoria— si aceptamos que estos conflictos no encuentran su origen en la diversidad lingüístico-cultural misma, sino en la falta de respeto por el otro, la pobreza y la marginación que el capitalismo y su globalización forzada conllevan”.
   Enseguida advierten que “las políticas de negación de las diferencias, que la globalización neoliberal implica, ponen en peligro no sólo el patrimonio cultural de la humanidad sino la vida misma”.
   Se considera que cada dos semanas muere una lengua en el mundo y que, de continuar las actuales tendencias de desplazamiento lingüístico, entre el 80% y el 90% de las lenguas habrán desaparecido al finalizar el siglo XXI llevándose parte de la memoria colectiva. Lo más preocupante es la enorme aceleración del proceso desde mediados del siglo XX ya que, actualmente,  mueren más lenguas en un año que antes en treinta o cuarenta.
   Tomando como ejemplo la situación de los Pueblos Originarios de América podemos sostener que, en lo que a la vinculación entre interculturalidad y dinámica social se refiere, los Estados siguen “definiendo al indígena como sujeto de interés público y no como sujeto de derecho” (Bertely Busquets y González Apodaca, 2004)
   Estos Pueblos, en las últimas décadas, han librado una batalla de resistencia y persistencia para poder recuperar gran parte de su rica identidad, que durante mucho tiempo intentó ser devastada.  En su lucha han debido afrontar todo tipo de limitaciones, impuestas por políticas neoliberales y evidenciadas en la difícil situación socio-económica a las que han sido expuestos.
   Como recordó Adolfo Pérez Esquivel, en la inauguración del I Congreso, los mayas dicen “en nuestro idioma no existe la palabra desarrollo, existe la palabra equilibrio. Equilibrio en nosotros mismos, equilibrio con los demás, la madre naturaleza, con el cosmos…Cuando se quiebra el equilibrio que hace a la armonía del universo, se genera la violencia; y eso es lo que está  viviendo hoy, ese mundo llamado ‘civilizado’.”  
   La interculturalidad es, por lo tanto, una cuestión de todos, que sólo se reflejará adecuadamente en la dinámica social, cuando podamos pensar la diversidad lingüístico-cultural como una metáfora de la pluralidad de pensamiento, y aprender siguiendo a  Paul Ricouer que “el otro es como yo y tiene derecho a decir yo”  rescatando la memoria para que “el pasado no deje de tener futuro”.
   Haciendo eje en esa temática fue interesante observar la participación activa de numerosos sujetos en talleres, paneles y expresiones artísticas, debatiendo, por ejemplo, sobre “Diversidad lingüística e identidad”, “Cosmovisión” o “bilingüismo”.
   En la última jornada del Encuentro, Pérez Esquivel presentó al cineasta Pino Solanas cono “un amigo, un militante de la vida, una voz muy importante para el pueblo argentino, para los pueblos de América Latina, que nos trae esa mirada profunda de la vida de nuestros pueblos, esa mirada que, precisamente, no se quiere tener. No es que no se conozca: no la quieren poner en evidencia”.
   Pino sostuvo que habría que “mirarse en el espejo para ver la mirada de los otros”.  Luego agregó: “Identidad es igual a imagen, cuando hablamos de alguien trasmitimos una imagen de esa persona. Y la identidad es un conjunto de información que va a una totalidad y esa totalidad es una imagen, algo que los medios de comunicación forjan permanentemente: crean imágenes, son espejos de acontecimientos y forjan ideas, conceptos, aunque nada de todo eso tiene que ver con la verdad objetiva sino con los intereses y prioridades de los grandes medios de comunicación, que son una de las armas más eficaces del sistema de dominación, del sistema de saqueo de los recursos naturales”.
   Así, el director de “La Dignidad de los Nadies”, “La hora de los Hornos” y su reciente “Argentina Latente”, entre otros filmes, se zambulló en la identidad argentina: “Somos hijos de distintos genocidios”, sostuvo. Luego su discurso, de alto voltaje político, se centró en fustigar al gobierno de Néstor Kirchner, a quien comparó en varios sucesos con su antecesor, Carlos Menem; en elogiar a Evo Morales por el cumplimiento de sus promesas; y en hacer un llamado a la unión para evitar un saqueo mayor. El público presente, más de un centenar de personas, lo aplaudió en varios pasajes de la conferencia.
   Sin embargo, lo más interesante ocurrió en el momento del debate posterior cuando el intercambio de opiniones y de impresiones permitió conocer la reflexión de algunos de los allí presentes. Un doctor egresado de esas aulas, por ejemplo, le agradeció su presencia en la Facultad de Medicina, a la que consideró una revancha tras haber estudiado allí en plena época militar. Más tarde, un hombre mapuche enfatizó el problema de la tierra y se preguntó qué hacía en Buenos Aires si era mapuche. “Imagínense lo que es un mapuche (cuya traducción al castellano sería ‘gente de la tierra’) sin su tierra”, sostuvo entre indignado y emocionado. “¡¿Qué hago yo acá?!”, se volvió a preguntar.
    Minutos antes, Pino Solanas había asegurado: “No se puede dominar al otro sin destruir sus valores o su imagen”.
   El punto, entonces, parecería consistir en desandar ese camino que nos asegura habernos hecho a  imagen y semejanza de no sabe quién pero sí para qué para negar las múltiples identidades y lenguas existentes que conforman cientos de mundos dentro de este mundo y lo hacen maravillosamente heterogéneo.

(Publicada en la revista "Al Margen", Bariloche, octubre 2007)

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