lunes, 5 de noviembre de 2012

La voz del barrio

LOS VILLURQUEROS

Tras una década de teatro comunitario el inventario de este grupo incluye, entre otras cosas, la recuperación de un teatro, una estación de tren y la historia de Grafa

Por Luis Zarranz
Sobre la mesa hay una porción de brownie pero no es lo único dulce. También están las palabras y gestos de Liliana Vázquez, directora del grupo Los Villurqueros, diez años de teatro comunitario y construcción colectiva también sobre la mesa. Pronuncia palabras dulces. No son suaves, no son blandas, ni siquiera tiernas. Es una dulzura de fondo, no de forma. Su decir es poético: hay una estética y una ética que lo sostienen.
Son tan profundas que no hay nada que yo pueda escribir que no sea una interferencia entre sus palabras y los ojos que desnudan estas líneas. Entonces me retiro de la escena.
Desde aquí y en más estarán conversando con una villurquera.

RECUPERÁNDOSE
Los Villurqueros nacimos, en el 2002, entre el ruido de las cacerolas. En esa época todos nos convertimos un poco en hacedores. Empezamos haciendo una movida teatral por la recuperación del Cine Teatro 25 de Mayo, que estaba tapiado. Parecía una utopía recuperar eso. Éramos seis vecinos, después fuimos ocho. Hoy somos 35.
Empezamos a bucear en nuestra identidad barrial, con pequeños reportajes a los vecinos: el teatro 25 de Mayo era una referencia. Entonces hicimos puestas en escena en la puerta del cine, improvisando. La consigna era vestirnos del año 30 y esperar a Gardel, que había cantado allí. Nos vestíamos con las mejores galas de esa época y lo esperábamos. Los vecinos no entendían nada al principio pero era una forma de activar la memoria barrial.
Después hicimos una puesta sobre la estación de Villa Urquiza, que estaba muy abandonada. En un aniversario fuimos a "hacer la inauguración": viajamos en tren desde otra estación, todos vestidos de época y nos mezclamos entre la gente vestidos de 1890. Cuando los pasajeros bajaban en la estación Villa Urquiza había una banda, que eran vecinos de un centro cultural amigo, tocando música de aquella época y recibiéndolos. ¡Imaginate si vos tomabas el tren en Retiro y bajabas en Urquiza y veías eso! Se visualizaba la estación: tuvieron que repararla, limpiarla, pintarla. Era como habitar los lugares por donde se pasa permanentemente, sin siquiera verlos.
Logramos recuperar y reabrir el Cine Teatro 25 de Mayo. Fue una movida de muchos vecinos. Hicimos asambleas, nos juntamos y se levantaron más de 5 mil firmas. Villurqueros sólo era el motor creativo: ponía en escena lo que pasaba. Se lo rescató, se lo recuperó y en la restauración estuvieron los vecinos discutiendo con el gobierno. Eso fue lo precioso: lograr que fuera rescatado por todos. Reabrió en el 2009 pero creo que es el teatro más reinaugurado por los políticos.

LA MÁQUINA
Los funcionarios son una máquina de impedir: ahora estamos dando una lucha muy especial porque no estamos dispuestos a pagar el seguro al que nos obliga el Gobierno de la Ciudad cada vez actuamos. Hay una "disposición" según la cual tenemos que pagar un co-seguro en cada presentación en las plazas. Estamos en pie de guerra con eso. La lucha con el espacio público es bastante fuerte: ellos quieren que no lo ocupemos y la idea nuestra es ocupar todo los espacios que podamos.
Hasta el 2004 creamos colectivamente postales teatrales. Y empezamos a darnos cuenta que entre postal y postal íbamos hilvanando una historia: un día nos invitan a la "Noche de los Museos" y nos preguntan si teníamos una obra. Dijimos que no pero después: "Pará, si tenemos la obra hecha". No aprovechar la oportunidad de esa cantidad de gente era un desperdicio. Teníamos obra: la postal esta, la otra, la otra. Las uníamos y listo. Y así fue. Ésa es la magia del teatro: construir las escenas colectivamente e ir hilvanando la memoria. Esta obra se llama "Avanti Villurca" y la seguimos haciendo mientras vamos ensayando y armando la otra”.

LA MARCA DE GRAFA
Para la nueva obra estamos trabajando la historia de la Grafa, que era la fábrica textil más importante de Latinoamérica, del grupo Bunge y Born, y que estaba en el barrio. Hace dos años que estamos investigando sin parar, haciendo reportajes a obreros que trabajaron allí. Incluso charlamos con hijos de los 16 desaparecidos de la Grafa: eso nos marcó muchísimo. Nosotros sabíamos que en nuestro barrio habían pasado muchas cosas pero es distinto ver todo el proceso: cómo se inicia la Grafa, cómo se destruye, y todo lo que está en el medio. Entonces contar la fábrica del barrio es contar la historia del país. Aún no sabemos cómo lo vamos a hacer pero el proceso es de lo más interesante.
Los Villurqueros ensayamos dos veces por semana, miércoles y viernes. Los miércoles hacemos formación musical y coral y expresión corporal, lo que ha permitido que crezca lo creativo. El rol del director no es más que éste: coordinar. Es el vecino/actor convertido en contador de historias el que está haciendo. El logro más importante es ese: tener confianza para tirarse a la pileta.


LA CLAVE
El teatro comunitario genera una revalorización propia y del otro. Así como vienen familias también participa gente sola que ha encontrado en el grupo un lugar de referencia que le permite verse porque el otro te refleja. Cuando uno se queda sólo no se ve. Podés tener un espejo pero no te ves: nadie te devuelve la mirada. Cuando estás haciendo teatro y tu compañero te pinta, te ayuda y te dice "Sacate eso, ponete esto" te va transformando. Ahí tenemos la clave: apoyarse en el otro.

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www.losvillurqueros.com.ar

(Publicada en la revista "MU", noviembre 2012)

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