viernes, 5 de marzo de 2010

Ni flores ni bombones

“Día Internacional de la Mujer Trabajadora”

El 8 de marzo se conmemora el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora” en homenaje a las costureras estadounidenses que, en 1908, hicieron huelga para reclamar sus derechos y fueron incendiadas por el patrón dentro de la fábrica. Otras mujeres decidieron tomar esa fecha como jornada de lucha. Aunque desde entonces han logrado diversas conquistas históricas, aún sobran las razones para seguir reivindicando la igualdad de sus derechos.

“La mujer, está donde le corresponde.
Millones de años de evolución no se han equivocado,
pues la naturaleza tiene la capacidad
de corregir sus propios defectos.”
Albert Einstein

Por Luis Zarranz
La historia oficial le asigna a la mujer, desde antes que Einstein dejara claro que el machismo no diferencia niveles intelectuales, un papel de culpa: fue por una de ellas, Eva, que Dios echó a la humanidad del Paraíso y fue una del mismo sexo, Pandora, quien destapó la caja que llenó al mundo de desgracias.
Los libros de la primaria, cuando refieren a la conquista de América sólo hacen un lugarcito a las mujeres a la sombra de los próceres como madres abnegadas o viudas sufrientes. ¿El resto de su papel en aquellos años?: la bandera, el bordado y el luto. Rara vez se menciona la gesta que protagonizaron muchísimas de ellas.
Estos ejemplos reflejan, por citar tan solo algunos de los infinitos que podrían mencionarse, la situación de desigualdad, discriminación y opresión que sufren las mujeres, por cuestiones de género.
Así, en 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague, Dinamarca, se proclamó –a instancias de Clara Zetkin y Kathy Duncker, dos incansables luchadoras– el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Ese es el nombre correcto para mencionar tal fecha, aunque luego el capitalismo se haya esforzado en quitar la cuestión de clase para imponer el mucho más suave “Día Internacional de la Mujer”.
La elección de ese día del calendario sintetiza la génesis por la que cada 8 de marzo debe ser considerado una jornada de reivindicaciones: dos años antes, 40 mil costureras industriales estadounidenses hacían huelga por el derecho a la sindicalización y en rechazo al trabajo infantil. El 8 de marzo de 1908 la fábrica textil Cotton de Nueva York era incendiada a manos de su dueño mientras las trabajadoras ocupaban la empresa: 129 de ellas quedaron atrapadas en el fuego patronal, pero su reclamo logró sobrevivir.
Desde entonces ha corrido mucha agua bajo el puente. En estos cien años la situación de la mujer ha avanzado de forma significativa aunque todavía queden muchas cosas pendientes para que la igualdad sea completa y efectiva. Aún hoy no son pocos los que se preguntan: “¿Un día de la mujer, para qué?”, como si el problema fuese el día en sí y no la situación de desigualdad que pone en evidencia. Imposibilitados de obviar la fecha, los medios proponen que cada 8 de marzo las mujeres reciban flores, bombones y saludos como fórmula para negar e invisibilizar los motivos que justifican no sólo ya su Día Internacional sino la situación de desigualdad que legitima tal fecha.
A través de los siglos, la concepción patriarcal ha considerado al hombre como centro de la humanidad en detrimento de la mujer. Cifras de la injusticia: en los países del sur, una de cada tres mujeres casadas recibe golpes por parte de su marido. Y a nivel mundial, de cada diez pobres, siete son mujeres.
Femicidios, violencia sexista, negación de derechos políticos y sociales, brecha salarial con respecto a los hombres son algunas de las cuestiones que tienen estricta actualidad y que ponen de relieve la cuestión de género y la pelea diaria que encarnan millones de mujeres contra tal situación.
En nuestro país la mujer ya representa más del 40% de la población económicamente activa y el 30% de los hogares está sostenido por jefas de hogar. Sin embargo ganan un tercio de lo que reciben los hombres por igual trabajo realizado. El 8 de marzo pasado la Confederación Internacional Sindical (CSI) presentó en Bruselas, Bélgica, el informe “(Des)igualdad de género en el mercado laboral: Visión general de las tendencias y  progresos mundiales centrado en la brecha salarial de género en el mundo”. El primer capítulo de este documento examina la diferencia entre los salarios de las mujeres con respecto a sus pares hombres. Los datos confirmaron lo que todo el mundo sabía: el promedio de la brecha salarial de género es de 22,4% a nivel mundial. En nuestro país, las últimas estadísticas sostienen que los hombres ganan entre un 30 y un 50% más que las mujeres por iguales tareas.
Pero hablar de la desigualdad de género jamás puede limitarse a una cuestión estrictamente salarial. Implica referirse a diversas realidades: a la violencia sexista que solamente el año pasado se cobró la vida de más de 200 mujeres; a la trata de personas y a las redes de prostitución, que esclavizan a millones de mujeres y cargan sobre sus espaldas la desaparición de más de 600 mujeres y niñas sólo en nuestro país; al derecho al aborto seguro, legal y gratuito que el Estado sigue negando y cuya consecuencia más visible son las cientos de mujeres fallecidas en abortos clandestinos; a la conversión de la mujer en un mero objeto de deseo que los medios estimulan como práctica cotidiana; etcétera, etcétera.
Como se aprecia, resulta indispensable rescatar el 8 de marzo como (otra) jornada para las reivindicaciones por la igualdad de derechos y no, como se pretende, como una fecha comercial color rosado. El Día Internacional de la Mujer Trabajadora implica no sólo ese día de lucha sino la necesidad de que ésta se multiplique y sea tan cotidiana como la situación de desigualdad que la genera.

Género  y movimiento obrero
“Las mujeres han tenido una participación central”
Por Luis Zarranz
Nicolás Iñigo Carrera es historiador, investigador, docente universitario y especialista en movimiento obrero. Estará a cargo de la jornada “La situación de la clase obrera en América Latina” en el Seminario “América Latina frente a la reacción neoliberal y el imperialismo. Aportes del conocimiento colectivo al proceso de liberación”, que comenzará en abril en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. En referencia al “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, aquí brinda algunas pistas sobre la participación femenina en las luchas sindicales y en los movimientos de trabajadores desocupados.

-¿Cuál ha sido la participación histórica de la mujer en el movimiento obrero y qué modificaciones ha tenido con el transcurso de los años?
-Desde los orígenes del movimiento obrero, tanto en Argentina como en el mundo, las mujeres han tenido una participación central: en las huelgas desarrolladas en los ramos productivos en que la fuerza de trabajo femenina era importante (muchas veces abrumadoramente mayoritaria), en la solidaridad con los huelguistas y en huelgas como la de inquilinos de 1907. Incluso en la lucha callejera: es notable, en la huelga general de enero de 1936, el papel de las mujeres y niños atacando y destruyendo los medios de transporte que no se plegaron a la huelga. En este aspecto no sé si ha habido grandes cambios.

-¿Por qué resulta tan difícil encontrar referencias de mujeres al frente de movimientos sindicales?
-Es menos frecuente que haya mujeres en los cargos más relevantes de las organizaciones sindicales. Si a comienzos del siglo XX esto podría explicarse por la condición legal de la mujer, desde los años 20 sólo puede ser atribuido a una concepción del mundo (que involucra a hombres y mujeres). Pero es evidente que la participación de las mujeres en los órganos directivos de los sindicatos se incrementó a lo largo del siglo XX y en las últimas décadas hay varios sindicatos que han tenido como secretaria general a una mujer.

-¿A tu criterio, cuáles son las razones por las que dentro de los movimientos de trabajadores desocupados la mujer ha tenido una irrupción tan destacada?
-En el movimiento de desocupados las mujeres han tenido una amplia participación en la movilización y en la organización de base, pero menos cuando se observa quiénes son los dirigentes principales, o sea que se repite lo del movimiento obrero. La importancia en la base probablemente tiene que ver con que se trata de las capas más pobres, donde la mujer tiene un papel relevante en la organización familiar (incluso muchas veces el hombre no existe y la mujer es cabeza de familia) y también el tipo de organización (ollas, comedores, etc) que están más asociadas a la mujer.

-El machismo imperante en buena parte de nuestra sociedad, ¿registra niveles similares dentro del movimiento obrero? Es decir, ¿los factores de clase, inhiben o potencian el machismo?
-Obviamente no son marcianos y, en líneas generales, siguen las pautas del conjunto de la sociedad. Pero hay que recordar que desde su origen el movimiento obrero (o al menos sus corrientes político ideológicas principales: socialismo, anarquismo, sindicalismo revolucionario, comunismo) planteó una lucha constante en el plano de las concepciones ideológicas y en la práctica, contra la opresión de las mujeres. Y esto tiene que ver con los factores de clase: la lucha por la construcción de una sociedad sin explotados ni oprimidos involucra desde el comienzo la lucha contra la opresión de la mujer. Esto no significa que mágicamente desaparezca el machismo, pero sí que se plantee su superación. Desde las clases opresoras, no puede haber oposición a la opresión misma sino que pueden aparecer reclamos contra tal o cual opresión (puede ser la de las mujeres), pero nunca con relación al conjunto social.

-Algunos sostienen que pueden establecerse diferencias en los modelos de conducción femenina respecto a los masculinos. ¿Existe tal cosa: un modelo "femenino" de conducción y otro "masculino"?
-La diferencia entre modelos de conducción masculina o femenina me parece un cuento chino; lo mismo que en cualquier otro grupo social. ¿Dónde estaría el modelo de conducción femenino? Las dirigentes sindicales, lo mismo que las dirigentes políticas construyen y ejercen el poder de las dos únicas maneras posibles en esta sociedad (y que son las mismas que las de los hombres): o sobre la base de la competencia, la explotación y la opresión, o sobre la base de la construcción de una nueva humanidad. Todo lo demás es verso. No quiero poner ejemplos de dirigentes sindicales, pero sí se pueden poner de políticas: Thatcher, Condolleza Rice, Isabel Perón.


De ellas no se habla
-En la Ciudad de Buenos Aires se denuncia una violación cada día y medio.
-De cada diez violaciones, sólo una se denuncia
-114 millones de mujeres y niñas sufren la ablación de clítoris, la mayoría en África, donde persiste el casamiento de niños y niñas.
-Cada día una mujer es quemada intencionalmente en Pakistán
-Los Derechos de la Mujer, proclamados en 1998 por las Naciones Unidas fueron incorporados a sus legislaciones por sólo 44 de los 193 países integrantes del organismo.
-En España la violencia de género es la primera causa de muerte entre las mujeres de 15 a 44 años, según la Organización Mundial de la Salud.
-El negocio mundial de la trata de personas genera ganancias por 32.000 millones de dólares al año y se ubica en el tercer lugar de un siniestro ranking internacional encabezado por la venta de armas y el comercio de drogas.

(Publicada en la revista "Sueños Compartidos", marzo 2010)

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