El 8 de marzo se conmemora el “Día
Internacional de la Mujer Trabajadora” en homenaje a las costureras
estadounidenses que, en 1908, hicieron huelga para reclamar sus derechos y
fueron incendiadas por el patrón dentro de la fábrica. Otras mujeres decidieron
tomar esa fecha como jornada de lucha. Aunque desde entonces han logrado
diversas conquistas históricas, aún sobran las razones para seguir
reivindicando la igualdad de sus derechos.
“La
mujer, está donde le corresponde.
Millones
de años de evolución no se han equivocado,
pues
la naturaleza tiene la capacidad
de
corregir sus propios defectos.”
Albert Einstein
Por
Luis Zarranz
La historia oficial le asigna a la mujer, desde antes
que Einstein dejara claro que el machismo no diferencia niveles intelectuales, un
papel de culpa: fue por una de ellas, Eva, que Dios echó a la humanidad del
Paraíso y fue una del mismo sexo, Pandora, quien destapó la caja que llenó al
mundo de desgracias.
Los libros de la primaria, cuando
refieren a la conquista de América
sólo hacen un lugarcito a las mujeres a la sombra de los próceres como madres
abnegadas o viudas sufrientes. ¿El resto de su papel en aquellos años?: la
bandera, el bordado y el luto. Rara vez se menciona la gesta que protagonizaron
muchísimas de ellas.
Estos ejemplos reflejan, por citar tan solo algunos de
los infinitos que podrían mencionarse, la situación de desigualdad,
discriminación y opresión que sufren las mujeres, por cuestiones de género.
Así, en 1910, en la II Conferencia
Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague, Dinamarca, se
proclamó –a instancias de Clara Zetkin y Kathy Duncker, dos incansables
luchadoras– el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Ese es el
nombre correcto para mencionar tal fecha, aunque luego el capitalismo se haya
esforzado en quitar la cuestión de clase para imponer el mucho más suave “Día
Internacional de la Mujer”.
La elección de ese día del calendario sintetiza la génesis
por la que cada 8 de marzo debe ser considerado una jornada de reivindicaciones:
dos años antes, 40 mil
costureras industriales estadounidenses
hacían huelga por el derecho a la
sindicalización y en rechazo al trabajo infantil . El
8 de marzo de 1908 la fábrica textil Cotton de Nueva York era incendiada a
manos de su dueño mientras las trabajadoras ocupaban la empresa: 129 de ellas
quedaron atrapadas en el fuego patronal, pero su reclamo logró sobrevivir.
Desde entonces ha corrido mucha agua bajo el puente. En
estos cien años la situación de la mujer ha avanzado de forma significativa
aunque todavía queden muchas cosas pendientes para que la igualdad sea completa
y efectiva. Aún hoy no son pocos los que se preguntan: “¿Un día de la mujer,
para qué?”, como si el problema fuese el día en sí y no la situación de
desigualdad que pone en evidencia. Imposibilitados de obviar la fecha, los
medios proponen que cada 8 de marzo las mujeres reciban flores, bombones y
saludos como fórmula para negar e invisibilizar los motivos que justifican no
sólo ya su Día Internacional sino la situación de desigualdad que legitima tal
fecha.
A través de los siglos, la concepción patriarcal ha
considerado al hombre como centro de la humanidad en detrimento de la mujer.
Cifras de la injusticia: en los países del sur, una de cada tres mujeres
casadas recibe golpes por parte de su marido. Y a nivel mundial, de cada diez
pobres, siete son mujeres.
Femicidios,
violencia sexista, negación de derechos políticos y sociales, brecha salarial
con respecto a los hombres son algunas de las cuestiones que tienen estricta
actualidad y que ponen de relieve la cuestión de género y la pelea diaria que
encarnan millones de mujeres contra tal situación.
En nuestro país la mujer ya representa más del 40% de la
población económicamente activa y el 30% de los hogares está sostenido por
jefas de hogar. Sin embargo ganan un tercio de lo que reciben los hombres por
igual trabajo realizado. El 8 de marzo pasado la Confederación
Internacional Sindical (CSI) presentó en Bruselas, Bélgica,
el informe “(Des)igualdad de género en el
mercado laboral: Visión general de las tendencias y progresos mundiales centrado en la brecha
salarial de género en el mundo”. El primer capítulo de este documento
examina la diferencia entre los salarios de las mujeres con respecto a sus
pares hombres. Los datos confirmaron lo que todo el mundo sabía: el promedio de
la brecha salarial de género es de 22,4% a nivel mundial. En nuestro país, las
últimas estadísticas sostienen que los hombres ganan entre un 30 y un 50% más
que las mujeres por iguales tareas.
Pero hablar de la desigualdad de género jamás puede
limitarse a una cuestión estrictamente salarial. Implica referirse a diversas
realidades: a la violencia sexista que solamente el año pasado se cobró la vida
de más de 200 mujeres; a la trata de personas y a las redes de prostitución,
que esclavizan a millones de mujeres y cargan sobre sus espaldas la
desaparición de más de 600 mujeres y niñas sólo en nuestro país; al derecho al
aborto seguro, legal y gratuito que el Estado sigue negando y cuya consecuencia
más visible son las cientos de mujeres fallecidas en abortos clandestinos; a la
conversión de la mujer en un mero objeto de deseo que los medios estimulan como
práctica cotidiana; etcétera, etcétera.
Como se aprecia, resulta indispensable rescatar el 8 de
marzo como (otra) jornada para las reivindicaciones por la igualdad de derechos
y no, como se pretende, como una fecha comercial color rosado. El Día
Internacional de la Mujer Trabajadora
implica no sólo ese día de lucha sino la necesidad de que ésta se multiplique y
sea tan cotidiana como la situación de desigualdad que la genera.
Género y movimiento obrero
“Las mujeres han
tenido una participación central”
Por
Luis Zarranz
Nicolás Iñigo Carrera es
historiador, investigador, docente universitario y especialista en movimiento
obrero. Estará a cargo de la jornada “La situación de la clase obrera en
América Latina” en el Seminario “América Latina frente a la reacción neoliberal
y el imperialismo. Aportes del conocimiento colectivo al proceso de
liberación”, que comenzará en abril en la Universidad
Popular Madres de Plaza de Mayo. En referencia al “Día Internacional de la
Mujer Trabajadora”, aquí brinda algunas pistas sobre la participación femenina
en las luchas sindicales y en los movimientos de trabajadores desocupados.
-¿Cuál
ha sido la participación histórica de la mujer en el movimiento obrero y qué
modificaciones ha tenido con el transcurso de los años?
-Desde los orígenes del
movimiento obrero, tanto en Argentina como en el mundo, las mujeres han tenido
una participación central: en las huelgas desarrolladas en los ramos
productivos en que la fuerza de trabajo femenina era importante (muchas veces
abrumadoramente mayoritaria), en la solidaridad con los huelguistas y en
huelgas como la de inquilinos de 1907. Incluso en la lucha callejera: es
notable, en la huelga general de enero de 1936, el papel de las mujeres y niños
atacando y destruyendo los medios de transporte que no se plegaron a la huelga.
En este aspecto no sé si ha habido grandes cambios.
-¿Por
qué resulta tan difícil encontrar referencias de mujeres al frente de
movimientos sindicales?
-Es menos frecuente que haya
mujeres en los cargos más relevantes de las organizaciones sindicales. Si a
comienzos del siglo XX esto podría explicarse por la condición legal de la
mujer, desde los años 20 sólo puede ser atribuido a una concepción del mundo
(que involucra a hombres y mujeres). Pero es evidente que la participación de
las mujeres en los órganos directivos de los sindicatos se incrementó a lo
largo del siglo XX y en las últimas décadas hay varios sindicatos que han
tenido como secretaria general a una mujer.
-¿A
tu criterio, cuáles son las razones por las que dentro de los movimientos de
trabajadores desocupados la mujer ha tenido una irrupción tan destacada?
-En el movimiento de
desocupados las mujeres han tenido una amplia participación en la movilización
y en la organización de base, pero menos cuando se observa quiénes son los
dirigentes principales, o sea que se repite lo del movimiento obrero. La
importancia en la base probablemente tiene que ver con que se trata de las
capas más pobres, donde la mujer tiene un papel relevante en la organización
familiar (incluso muchas veces el hombre no existe y la mujer es cabeza de
familia) y también el tipo de organización (ollas, comedores, etc) que están
más asociadas a la mujer.
-El
machismo imperante en buena parte de nuestra sociedad, ¿registra niveles
similares dentro del movimiento obrero? Es decir, ¿los factores de clase,
inhiben o potencian el machismo?
-Obviamente no son marcianos
y, en líneas generales, siguen las pautas del conjunto de la sociedad. Pero hay
que recordar que desde su origen el movimiento obrero (o al menos sus
corrientes político ideológicas principales: socialismo, anarquismo,
sindicalismo revolucionario, comunismo) planteó una lucha constante en el plano
de las concepciones ideológicas y en la práctica, contra la opresión de las
mujeres. Y esto tiene que ver con los factores de clase: la lucha por la
construcción de una sociedad sin explotados ni oprimidos involucra desde el
comienzo la lucha contra la opresión de la mujer. Esto no significa que
mágicamente desaparezca el machismo, pero sí que se plantee su superación.
Desde las clases opresoras, no puede haber oposición a la opresión misma sino
que pueden aparecer reclamos contra tal o cual opresión (puede ser la de las
mujeres), pero nunca con relación al conjunto social.
-Algunos
sostienen que pueden establecerse diferencias en los modelos de conducción
femenina respecto a los masculinos. ¿Existe tal cosa: un modelo
"femenino" de conducción y otro "masculino"?
-La diferencia entre modelos
de conducción masculina o femenina me parece un cuento chino; lo mismo que en
cualquier otro grupo social. ¿Dónde estaría el modelo de conducción femenino?
Las dirigentes sindicales, lo mismo que las dirigentes políticas construyen y
ejercen el poder de las dos únicas maneras posibles en esta sociedad (y que son
las mismas que las de los hombres): o sobre la base de la competencia, la
explotación y la opresión, o sobre la base de la construcción de una nueva
humanidad. Todo lo demás es verso. No quiero poner ejemplos de dirigentes
sindicales, pero sí se pueden poner de políticas: Thatcher, Condolleza Rice,
Isabel Perón.
De ellas no se habla
-En la Ciudad de Buenos Aires
se denuncia una violación cada día y medio.
-De cada diez violaciones,
sólo una se denuncia
-114 millones de mujeres y
niñas sufren la ablación de clítoris, la mayoría en África, donde persiste el
casamiento de niños y niñas.
-Cada día una mujer es quemada
intencionalmente en Pakistán
-Los Derechos de la Mujer,
proclamados en 1998 por las Naciones Unidas fueron incorporados a sus legislaciones
por sólo 44 de los 193 países integrantes del organismo.
-En España la violencia de
género es la primera causa de muerte entre las mujeres de 15 a 44 años, según
la Organización Mundial de la Salud.
-El negocio mundial de la trata
de personas genera ganancias por 32.000 millones de dólares al año y se ubica
en el tercer lugar de un siniestro ranking internacional encabezado por la
venta de armas y el comercio de drogas.
(Publicada en la revista "Sueños Compartidos", marzo 2010)
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