domingo, 5 de diciembre de 2010

¿Sin cura?


“ABUSOS SEXUALES EN LA IGLESIA CATÓLICA

“En los últimos cincuenta años, más de 8.000 seminaristas, hermanos, frailes, sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y monjas de la Iglesia Católica en todo el mundo han sido acusados como abusadores sexuales; por lo general, de personas del mismo sexo, y abrumadoramente en perjuicio de menores de edad”.
Ése es uno de los datos más impactantes, y se trata de un libro que desborda de pruebas contundentes, que figuran en “Abusos sexuales en la Iglesia Católica”, la exhaustiva investigación del periodista Jorge Llistosella que, en mayo de 2010, publicó Ediciones B.
Allí el autor desgrana minuciosamente el modelo sistémico que envuelve a la institución religiosa en torno a la pederastia: los abusos, los encubrimientos y complicidades, las extorsiones y el modus operandi para proteger y brindar impunidad a los abusadores, entre otras prácticas nones sanctas que incluso involucran, y con una contundencia incontrastable, a los dos últimos papas.
A tal punto llega ese nivel de encubrimiento que el 12 de abril de 2010 el Vaticano publicó online una guía de procedimientos para cuando se produjeran abusos sexuales cometidos contra religiosos. En ella otorga a los obispos el rango de jueces de primera instancia: “Cuando se produce una denuncia de un menor por un clérigo, la diócesis local es la primera encargada de investigar el hecho. Si la actuación tiene peso, el obispo local remite el caso con toda la documentación necesaria a la congregación vaticana y expresa su opinión sobre los procedimientos a seguir y las medidas que se adoptarán a corto y largo plazo”, expresa el decálogo papal.
Traducido: garantizar impunidad, que el tiempo pase, que los delitos prescriban, que se hable de los abusos como pecados y no como delitos. Y un procedimiento que expresa lo que la jerarquía viene realizando a rajatabla desde hace, por lo menos, cincuenta años: la protección de los involucrados, no la de las víctimas sino la de sus victimarios.
“El Vaticano crea una especie de fuero religioso. Yo me pregunto si una vedette, un albañil o un periodista pueden tener un fuero propio”, se interroga el autor delante de mí, mientras conversamos sobre su libro y compartimos un café. “Qué aptitud tiene un obispo para hacer esta investigación”, añade. Llistosella detalla el procedimiento: “En caso de que haya elementos probatorios, tienen que mandar todo al Vaticano. Esto está escrito, no lo digo yo. Allí, pasa a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que estuvo presida durante 24 años por Ratzinger, el actual Papa. Lo que dicte la Congregación es inapelable. Si considera que el caso es muy terrible le puede solicitar al Papa que reduzca al “pecador” al estado laical. ¿Qué significa? Mandarlo a un convento, que no tenga visibilidad”.
La principal virtud de la investigación de este periodista de frondosa experiencia es que construyó un libro en el que lo más importante no es su palabra sino los documentos, encíclicas, pronunciamientos, declaraciones, noticias publicadas, despachos de agencia que aporta en él y que hacen que sea irrefutable.
La obra también aporta información sobre la pederastia religiosa en distintos países del mundo, con un extenso listado de los abusadores y los tremendos delitos en los que están involucrados que, aún descriptos con decoro, son inenarrables a punto tal de atascar la imaginación. Esa profusa contundencia, junto con la complicidad institucional de cada caso, es la que comprueba la gravedad de lo que estamos narrando.
Por supuesto, no es toda la Iglesia Católica la involucrada en este sinfín de delitos y aberraciones aunque sí una parte sustancial de su estructura. Sin embargo no hay mucho más que añadir si frente a los casos denunciados fueron protegidos con mucho mayor celo los abusadores que los fieles abusados. Es precisamente ahí donde la perversidad se revela en toda su dimensión.

(Publicada en la revista "MU", diciembre de 2010)

La bendición de la impunidad

JORGE GARAVENTA, PSICÓLOGO

Jorge Garaventa intervino como terapeuta en casos de abuso y escribió una docena de libros sobre el maltrato infantil. Para resumir su opinión sobre cómo resuelve la justicia estos tuvo que inventar nuevas palabras para definirlos.

Jorge Garaventa tuvo que inventar una frase para analizar desde su mirada experta uno de los fallos sobre los abusos sexuales en el colegio Nuestra Señora del Camino que involucran a personas relacionadas con la Iglesia católica. Lo llamó “ostentación de la impunidad”.
Él mismo aporta detalles de su definición: “De lo que se trata es de la impunidad, pero no de lo que ocurre sencillamente cuando un crimen queda impune sino de cuando está claramente al servicio de los efectos que busca producir. Hablamos entonces de la ostentación de la impunidad, es decir de cuando ésta no solo no se oculta sino que se muestra obscenamente para grabar un mensaje en las víctimas. Éstas, a su vez, deberán ser vehículo de desaliento. La ostentación de la impunidad retrotrae a las víctimas al momento mismo de la perpetración del abuso con el agravante de que vuelve de una esperanza cercenada de que su vida podría ser de otra manera…se cierra el último horizonte posible…”.
Garaventa es psicólogo, orientado en temas de maltrato y abuso contra la niñez, coautor de 12 libros en la especialidad, además de numerosos artículos. Ha sido perito de parte en varios juicios.  Es una voz capacitada y respetada en cuestiones referidas a abuso sexual infantil. Y es la persona capaz de aclararme todo lo que aún se me hace difuso.
Así comienza: “Las consecuencias psicológicas que arrastran los menores abusados siempre son devastadoras. Algunos autores hablan de sobrevivientes justamente porque se produce un arrasamiento psíquico de tal magnitud que parecen muertos en vida. Si se dan determinadas circunstancias esta situación es superable. Depende del grado de credibilidad con que se reciba su relato, de la contención que le de la familia, de que su palabra circule, y de que la justicia cierre el círculo con la reparación simbólica que significa un fallo condenatorio”.
Pienso en los casos aquí narrados, vuelvo a ese círculo del que me habla Garaventa y empiezo a comprender algo de lo que él había expresado en su defininición: “El caso de Nuestra Señora del Camino es insólito y si uno hace una lectura profunda no se sostiene, porque estuvo diseñado para arribar a una sentencia ejemplificadora que busca escarmentar y desalentar nuevas denuncias por abuso sexual infantil".

-¿En qué medida un niño puede ser, psicológicamente, inducido a relatar un caso de abuso sexual?
-Hay dos teorías pseudo científicas, la de la alienación parental y la de la co construcción que sostienen la posibilidad de que un niño pueda mentir en el relato de un abuso sexual que podría haber sufrido. Básicamente son similares y mientras una pone todo el acento en la forma en que la madre programa al niño en contra del adulto abusador, la otra hace hincapié en el trabajo para co construir con el niño la falacia acusatoria. Demás está decir que ambas teorías son utilizadas exclusivamente en juicio por las defensas de los abusadores.

-Supongamos que exista un caso en sucediera tal inducción. ¿Cómo sería posible que un niño sostuviera la mentira en el tiempo?
-En el poco probable caso de que un niño mienta en esas circunstancias, el relato cae rápidamente, se torna inconsistente y contradictorio. Pero además, siempre hay circunstancias concomitantes que permiten la validación. Hago una aclaración fundamental: no es lo mismo un relato contradictorio que una retractación. Los niños generalmente han sido abusados por un adulto cercano y querido, ya que la seducción ocupa un lugar central. Eso trae como consecuencias un coctel psíquico explosivo, mezcla de culpa y temor que lleva a retractarse temporariamente de lo que denunció. No entra en contradicciones sino que afirma que todo lo dicho anteriormente era falso. Es importante conocer esta etapa porque luego, a la brevedad, todo vuelve a su cauce y la acusación se sostiene.

PERITOS Y PRURITOS
Garaventa me brinda más pistas para comprender cómo funciona el mecanismo. Puntualmente, me orienta sobre las pericias psicológicas que muchas veces se convierten, por los fallos judiciales, en el centro del debate: “La psicología pericial ha alcanzado un desarrollo importantísimo en nuestro país. Es un auxiliar fundamental de la justicia. Pueden validar o invalidar conductas y situaciones con un alto grado de aproximación, pero no confundamos: el perito, ni condena ni absuelve”. Agrega: “El juez Carlos Rozansky suele manifestar que en cuestiones periciales pasan cosas llamativas ya que los jueces en contiendas, por ejemplo, de cuestiones edilicias o de demarcaciones de lotes de terreno no vacilarán en dar crédito a la intervención de peritos y mucho menos pondrán en duda su formación, la cual por lo general dan por sentada. Sólo ante dudas muy severas se convocara a otros peritos. Sin embargo, cuando se trata de casos de abuso sexual infantil la actuación de los magistrados suele ser llamativamente diversa, analizando, discutiendo o rechazando conceptos periciales con argumentaciones para las que carecen de formación alguna”.

-¿De qué manera suelen expresar los chicos abusados los hechos de los que fueron víctimas?
-La palabra es apenas un recurso más, mediante el cual es posible detectar el abuso sexual infantil. Cuando un niño ha sufrido esa situación lo primero que se advierte es un cambio abrupto de conducta, una regresión a etapas anteriores y algunos síntomas: euresis, encopresis, retraimiento, terrores nocturnos, angustias, llantos inmotivados, hiperactividad, distracción marcada, etc. Éstos son signos inespecíficos que junto a otros permiten diagnosticar el abuso con claridad, y siempre son específicos indicadores de que algo grave le está ocurriendo al niño. Cuando se trata de abuso sexual infantil sólo en contados casos hay violencia directa. En la mayoría de las situaciones hay por parte del abusador una paciente y sistemática actitud de seducción. Esto trocará luego en actitudes de extorsión y amenazas, que es una de las características principales del delito.

-Según su experiencia acompañando a muchas víctimas, ¿cómo trata la Justicia a las y los menores que fueron abusados?
-Hay loables excepciones pero, lamentablemente, el pasaje de los niños por los tribunales es la historia del maltrato institucional y la victimización, el ninguneo y la invisibilización de su dolor. Casi todos los esfuerzos apuntan a garantizar los derechos del acusado, que sería lo correcto si hubiera correspondencia en relación a los derechos de la víctima.

Me detengo en la esta última frase para dimensionar la carrera de obstáculos que las instituciones les plantan a las víctimas que, a prueba de todo tipo de impedimento, se atreven a denunciar los abusos. Por primera vez en todo el relato me siento cerca de ver con precisión el macabro mapa que define cómo funciona este perverso sistema.
Sin embargo, me falta una pieza central, la que sostiene todo el engranaje: qué reacción genera en la sociedad. Garaventa me ayuda a pensar: “El horror hacia la pedofilia es débil, temporal y poco creíble. A menudo se desplaza con rapidez hacia la revictimización consistente en suponer que la víctima algo habrá hecho para transitar sus padecimientos, o que éstos son sencillamente productos de sus fantasías o de la sugestión materna, en conflicto con el padre. Esto se fundamenta en el Síndrome de Alienación Parental (SAP), que es una conceptualización por la cual se supone que los chicos son programados para repetir determinadas historias inventadas por los adultos”.
Garaventa me aporta una pista, que es la base con la que trabajan los psicólogos especializados: “Hay elementos concretos que permiten determinar si un chico dice la verdad o no. En los casos de Mar de Plata se trata de niños que tenían 3 y 4 años, y a esa edad no pueden hablar de cuestiones sexuales que desconocen, mucho menos con la precisión con que lo hicieron. En sus testimonios, hicieron alusiones a situaciones genitales concretas que son imposibles de ser fantaseadas y sostenidas en el tiempo”.
Por último, Garaventa me dice otra frase potente en la que observo el valor terapéutico de la verdad, y la perversidad con la que la Justicia fortalece, con uno nuevo, el abuso inicial: “Lo que no se puede ni se aconseja hacer, porque los resultados serían terribles, es meter la basura debajo de la alfombra”.
Eso es exactamente lo contrario a lo que, en la mayoría de las veces, propugna la maquinaria judicial cuando funciona burocrática, lenta y displicente.

(Publicada en la revista "MU", diciembre 2010)

Bien Plantados

El 2010 ha sido un año intenso para la banda Arbolito. Presentaron nuevo disco sobre el escenario, llegaron al Luna Park, hicieron giras por diversos puntos del país y confirmaron la intensa relación que mantienen con su público. Referentes de un público cada vez más ancho, en esta entrevista hablan de todo eso y de cosas tan intensas como el despertar de la conciencia, la autogestión, el rock, el folklore, sus referentes y el Sur.

Por Luis Zarranz
La puerta blanca que está frente a mis ojos separa, en este preciso instante, la calle y la sala de ensayo donde me esperan dos de los Arbolitos. El timbre no da signos de vida alguna hasta que en el tercer intento –no podía ser de otra manera, dado el dicho– la puerta se abre como un suspiro.
Avanzo con timidez y retraimiento mientras una persona, que supongo un colaborador de la banda, me va guiando hasta el subsuelo donde veo a Ezequiel Jusid (guitarra acústica, eléctrica y voz), y a Diego Fariza (batería y bombo leguero), entreteniéndose con unos instrumentos.
Digo las dos palabras claves: “Al Margen”. El efecto es inmediato:
-Uyyy, qué buena onda. ¿Cómo andan los pibes? ¿El “Pollo”? ¿Freda, Fedra, cómo era el nombre? (N de la R: se refieren a nuestra compañera, Fedra Spinelli que les ha seguido el rastro durante varias temporadas).
Una vez más, la revista que tenés en tu mano me está llenando los pulmones de aire fresco aquí, en una ciudad que aún se sigue llamando Buenos Aires pese a que su nombre sea una farsa.
Como pasa siempre en estas cuestiones, el mate grita “presente” con una prontitud insospechada. Nos sentamos en unos silloncitos que hay en una de las esquinas de la sala mientras intento tomar registro de mis sensaciones. Me viene rápido esta frase que refleja cómo me siento: como en casa.
La yerba húmeda perfuma la conversación. Lo que siguen son casi dos horas de diálogo, de las cuales aquí intentamos contar los aspectos más interesantes.

-¿En qué etapa de maduración se encuentra la banda?
Ezequiel: -Con el último disco (“Despertándonos”) nos dimos cuenta, ensayándolo y grabándolo, de que estamos en una maduración musical, como que fuimos creciendo de a poquito y ahora tenemos bien claro cuál es el sonido de Arbolito

-¿Y cuál es?
E: -Quizá la madurez de una banda de más de diez años se nota de toque. Nos conocemos entre nosotros, sabemos qué es lo que esperamos de cada uno, y ya es un ejercicio bastante entretenido hacer una canción. Cuando empezamos no sabíamos si iba una flauta, un violín o un bombo leguero. Ahora sabemos que lo que cada uno ponga va a ser “lo” Arbolito. En este momento estamos tratando de profesionalizar el show y nos cuesta. Después de haber tocado tanto en la calle y tan desprejuiciadamente largos años estamos en ese proceso de poder plantarnos en un escenario y ser lo más profesionales posibles.

Ese sonido Arbolito fusiona rock con ritmos folklóricos argentinos y latinoamericanos. La banda surgió en 1997, integrada por egresados de la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Su nombre es en honor al indio ranquel que -según narra Osvaldo Bayer en "Rebeldía y esperanza"- degolla al Coronel Rauch, en venganza por el genocidio cometido contra su comunidad.
Sus shows tienen una receta nada secreta: “fiesta”. Con esa pócima, tocaron en cientos de plazas, fábricas, asambleas y cientos de espacios comunitarios. 
Con su último trabajo, ya editaron seis discos. Tras varios años de autogestión, en el 2007 firmaron un contrato con una discográfica multinacional (Sony/BMG), hecho que generó murmullos entre varios de sus seguidores.

-Llevan más de diez años de recorrido, muchos de ellos de manera autogestiva y ahora con Sony. ¿Qué fortalezas y debilidades observan en cada uno de esos momentos?
E: -La autogestión es fundamental para cualquier banda. Es algo que vamos a estar orgullosos siempre, por haber podido caminar diez años totalmente solos haciendo lo que queríamos, bien o mal, pero sin esperar que venga nadie a darnos nada. A raíz de esa autogestión, es que se acercó Sony a querer editarnos los discos: si no, no hubiésemos estado en una compañía, o hubiésemos estado de otra manera. Para nosotros la autogestión es parte de nuestra identidad.
Diego: -Sony aportó algo que tiene que ver con los discos a nivel del sonido que se consigue, eso te cambia, está bueno a nivel musical.
E: Es lo más importante que nos da estar con una compañía, y que los discos estén en la disquerías y que no tengamos que estar nosotros pendientes, juntando la guita para hacer más. Después, seguimos siendo autogestivos en todo lo que hacemos porque el contrato que tenemos dice que Sony solamente tiene que ver con los discos, no con nuestra carrera ni con los shows. Es sólo para producir los discos, que se graban bien y están en todas las disquerías. Es bastante para lo que nosotros necesitamos.

-¿Pensaron en el “qué dirán”?
D: -Lo pensé desde el público pero también creo que está clarísimo que seguimos haciendo lo que nos gusta hacer: no corrimos el eje ni nada por el estilo, nos profesionalizamos a nivel sonido, nada más. La cuestión es que nosotros estamos contentos porque llegamos a ese lugar, ya puestos en una situación en que podíamos mantener nuestros principios y ellos aceptaron. No hubo peros.
E: -Incluso el primer disco que hicimos con ellos (“Cuando salga el sol”, el anteúltimo) están Moira Millán, con un texto que es una patada en los dientes, Osvaldo Bayer, y todo salió como nosotros quisimos, no hubo ningún cuestionamiento. Ellos quieren vender discos y si a nosotros nos va bien por qué van a querer cambiar lo que somos. Si no no hubiesen venido a hablarnos. Al principio teníamos esa cuestión con el público porque sabíamos que iban decir ‘eh loco, se vendieron’ pero también sabíamos que cuando saliera el disco íbamos a demostrar que no. Y después seguimos tocando en Zanón, en comunidades, junto a las Madres. Vamos a donde queremos ir.

EL DESPERTAR (DE LA CONCIENCIA)
-¿En qué cosas estamos “Despertándonos”, como dice el nombre del último disco?
E: En muchas cosas, más allá de que estamos todavía en el horno. Uno siempre le pone la cuota de optimismo, está claro. Creo que estamos despertándonos en la conciencia de la gente de que se puede cambiar y se puede estar mejor. Somos de una generación que iba en caída, en picada, eso hizo que muchos pibes queden hechos mierda, que haya un vacío enorme en muchos lugares, en mucha juventud, un vacío en la cabeza. Y lo que estamos viendo ahora es un despertar de conciencia de que se puede cambiar. Los pueblos originarios, por ejemplo en Bolivia, concretamente. Ahí, lo están cambiando ellos mismos después de siglos de una realidad contraria a todo lo que son. Si está bien o están mal, el tiempo dirá.

-¿De qué manera se sienten parte de ese despertar?
E: -Sin darnos cuenta, por ejemplo, nos fuimos metiendo en la resistencia de los pueblos originarios, en esa lucha. Sin darnos cuenta, porque le pusimos el nombre a la banda como símbolo de esa resistencia pero no éramos militantes del asunto. Y así empezó, a partir de la historia de Osvaldo, empezamos a estar mucho en contacto, nos llamaron de muchas comunidades para participar, no sólo de recitales sino de actividades, celebraciones que nos han hecho aprender mucho. Una banda tiene esa ventaja: que mucha gente te pueda escuchar y que eso la movilice a pensar y a hacer algo; a nosotros nos pasa eso muchas veces.

-En una de sus canciones (“Sobran”) hablan sobre los políticos pero bien sabemos que todo acto es político. ¿Cuáles les parecen que son los más importantes de Arbolito?
D: -Cada vez que subimos al escenario porque es como un disparador de cosas.
E: -El hecho político es estar haciendo cosas, conscientes de que uno hace lo que quiere y con la ilusión de que las cosas mejoren. Nosotros hacemos música desde ese lugar, no desde una militancia estricta. Sí acompañamos a muchísima gente que milita y hace cosas. Pero nosotros hacemos música pensando que, ojalá, ayude a mejorar las cosas, eso ya es un hecho político: que una canción despegue y alguien se identifique con eso y pueda llevar a alimentar su lucha, está buenísimo.

-Hacen honor a Osvaldo Bayer en muchas de sus canciones. ¿Qué otras personas alcanzan, también, para ustedes, la categoría de “referentes” desde lo musical y desde lo ideológico?
E: -Musicalmente hay un montón, desde lo que es folklore o música latinoamericana: el “Cuchi” Leguizamón, Peteco Carabajal, el “Chango” Spasiuk, los grupos chilenos que en su momento hicieron lo que hoy, quizá, hacemos nosotros: Los Jaiva, Congreso; y después somos súper rockeros, escuchamos mucho rock, básicamente de los setenta por una cuestión generacional
D:-Sí, más o menos lo mismo. Me quedé pensando en la otra parte, en lo ideológico. Desde lo mUsical, sí, el “Chango”, Peteco y un montón más. Desde el rock soy ricotero.
E: -Desde lo ideológico un referente grosso es Diego Capusotto: es un capo total, más allá del humor, es un capo desde la bajada que tira hacia un montón de temas que nunca se tocaron. Yo creo que es una de las personas más importantes de la Argentina, sin duda, y más allá del humor que, lejos, es el mejor. Pero todos los temas que toca, sabe mucho de cada cosa, es un referente importante para muchos pibes. Y Evo Morales también, es alguien a quien mirar y admirar. Lo escuchás hablar y lo que hizo y cómo lo está haciendo… ojala pueda seguir haciendo lo que quiere. Además, obvio, las Madres y las Abuelas. Hebe, más allá del terremoto que es, a mi me encanta. Es una de las personas más grandes de este país, es una luchadora tremenda.
D: -Es tremenda

LA PÓCIMA DE LOS SHOWS
A esta altura de la charla han pasado: dos rondas de mates, varias llamadas perdidas de celular y se han fortificado esos lazos invisibles (¿o no tanto?) que nos hacen empatizar. A cargo del timón con forma de termo, Diego distribuye el mate con una sapiencia admirable. Ezequiel, apoltronado en uno de los sillones gesticula cada una de las palabras. Habla la mano que se mueve, las cejas que se entrecruzan, las piernas que danzan. Es un todo expresivo que responde de igual manera la siguiente pregunta.

-Si algo define los shows de Arbolito, además del compromiso, es ese clima de fiesta de entrecasa, casi cómo estar yendo a la casa de un amigo a pasarla bien. ¿Ustedes lo viven así?
E: Sí, es una característica de siempre. Desde que arrancamos tocando en Parque Lezama, un viernes o un sábado por mes hacíamos una fiesta, armábamos una barra, poníamos disk jokey y se generaba una fiesta, más allá de tocar. Es una manera de entender la lucha o la resistencia, que es uno de los cambios que vemos en la actualidad: se vive con alegría. No sólo en lo que hacemos nosotros, sino en muchos lugares se está resistiendo pero con alegría. Es un poco la diferencia con la canción de protesta de los setenta. Quizá no pasa en ciertos partidos políticos que han quedado medios estancados y siempre andan con esa cara fruncida y enojados, cuando si se puede luchar o denunciar, o tratar de cambiar las cosas con alegría, con fiesta, con Fernet, con chicas, mucho mejor.

-¿Qué objetivos tienen para el futuro?
E: -Seguir presentando el disco en los lugares que más podamos. Ahora, en el verano estar en los festivales, Cosquín, Baradero.
D: Nos llaman los folkloristas, no los rockeros
E: Los rockeros no nos quieren porque metemos un charango, una quena.

-¿Hay más pruritos en el rock que en el folklore?
E: -Sí, muchísimos más. Eso cambió como loco. Se dio vuelta. El folklore está mucho más abierto. Al rock, que es la música de la rebeldía, se lo comió el mercado y ahora son todos festivales de grandes marcas.

-¿Qué significó para Arbolito tocar en el Luna Park?
D: -Estuvo muy bueno. Son esas fechas en las que podés llegar a un rango de público muy amplio. Imaginate que fueron casi cuatrocientos chicos (entraban gratis). Había gente mayor y muchos jóvenes. Queríamos un lugar al que pueda ir la familia. Nos costó un huevo convencer a los del Luna de la promoción para que los chicos entren gratis, nos querían matar pero, bueno, lo logramos. Fue una las devoluciones más lindas, que los padres puedan ir por primera vez con sus hijos a un recital y compartir un montón de cosas.

EL NORTE ES EL SUR
Las agujas del reloj han dado dos vueltas completas desde que empezamos a conversar, aunque el tiempo interno tenga otro registro. La mirada perfila hacia el sur y allí aparecen los distintos recuerdos patagónicos, entre los que se destacan los recitales que dieron en la recuperada FaSinPat (Fabrica Sin Patrones, ex Zanón), en Neuquén capital. “Fuimos tres veces. Impacta que siempre están contentos: hay una alegría y un orgullo tremendo por lo que están haciendo. La experiencia esa es fortísima. Estamos con ganas de ir de vuelta, hace un par de años que no vamos.

-¿Y a Bariloche?
E: -También, lo mismo. Esperamos poder ir pronto.

-La última, ¿cómo describirían con adjetivos la Patagonia?
E: -Hermosa, inmensa. Es uno de los lugares más lindos que conozco. A mí lo que más me pega es la inmensidad y el poder que tiene la naturaleza ahí, la potencia.
D: -Tremenda. Cierro los ojos y me veo allá.

(Publicada en la revista "Al Margen", Bariloche, Río Negro, diciembre - enero 2011)